Narrativas contra la ciencia abismal - Una mirada desde América Equinoccial
Registro en:
978-958-5182-48-6
Autor
Sánchez Jiménez, Wilson
Victoria Russi, Ángelo Mauricio
Passos Blanco, Milena
Rivas Guzmán, Alvaro
Giraldo Alzate, Orfa Margarita
Giraldo Díaz, Reinaldo
Ramírez Galvis, María Alejandra
Institución
Resumen
La ciencia moderna, basada en el modelo mecanicista propuesto inicialmente
por Descartes y desarrollado por Isaac Newton, plantea, que una unidad solo puede
ser acertadamente estudiada por partes. Para Newton la naturaleza se comporta
como una máquina hecha de engranajes que funciona por inercia una vez es puesta
en marcha, y gracias a la comprensión del funcionamiento de cada pieza el todo
puede ser entendido.
Siguiendo esta lógica las cosas pueden ser diseccionadas literal o
representacionalmente, como se ha hecho, por ejemplo, con las funciones
organizacionales y las disciplinas académicas para luego ser puestas todas juntas
de nuevo, sin supuestamente perder algo significativo (Wheatley, 1996). La
operatividad de este universo mecánico está determinada bajo un único modo de
funcionamiento y cumple un solo desarrollo posible porque está regido por leyes
universales que la ciencia debe descubrir.
Todo esto es posible a partir del infalible método científico que se centra en
tratar de entender las cosas como objetos de estudio definido, más que las conexiones
entre ellas y su entorno. De esta forma la ciencia occidental desconecta los saberes y
los seres que habitan el cosmos, haciendo más difícil comprender las relaciones que
se tejen en la red de la vida.
Pero cuando se descubre que, “las partículas subatómicas no pueden ser
concebidas como entidades separadas y aisladas, sino que se las debe concebir como
interconexiones o correlaciones en una red de eventos” (Capra, 1993), el fundamento
de la ciencia moderna fue refutado. Aunque parezca insignificante, a partir de esto
no sólo las teorías físicas se sacuden, sino también los principios que sostienen las
ciencias sociales.
Claramente el paradigma hegemónico queda fisurado, pero sigue todavía en
pie, aunque las formas modernas de entender el mundo se encuentren equivocadas,
nuestra organización social está cimentada sobre estas; no porque no existan más modelos posibles, sino porque sólo se ha visto en una única dirección: Europa.
Estas narrativas nos presentan otra forma de entender la vida, miradas otras,
quiero decir miradas secundadas, relegadas por lo principal, rincones del saber
popular que cuestionan la inmanencia de la ciencia, su dependencia de los centro
de poder y de sus financiadores, preguntan sobre sus límites, y su responsabilidad
ideológica en el deterioro de la tierra en el marco del Antropoceno. Los siguientes
textos son una provocación que contrastar los estatutos del mundo autorizado, a
defender el derecho a la imaginación infinita, a crear otras formas de vida donde no
haya un centro, sino multitud de nodos que conecten voces humanas y no humanas
de todos los colores; una piedra pequeña en el calzado de la ciencia abismal.