Tesis
La televisión por cable : la publicidad y censura en el cable
Fecha
2006Autor
Villé Soto, Alejandro Alvaro
Institución
Resumen
La emergente presencia de la televisión por cable en nuestro país ha puesto en el tapete una serie de preguntas, reacción natural a un suceso tan joven como éste. Muchas son las razones del extraordinario crecimiento en el número de abonados - a los cuales el presente trajo se aboca- una de estas era que esta nueva tecnología no presentaba dos escollos presentes en la televisión abierta: la publicidad y la censura.
Estas premisas fueron el gancho comercial de las de cadenas de cable (actualmente en la capital sólo existe una) y con esto superaron toda expectativa aumentando las cifras de usuarios en corto tiempo. Desde su aparición ya estaban las preguntas latentes, ¿se puede financiar solo con la mensualidad?, ¿quién controla los contenidos para los niños si no hay censura?, entre otras.
En un principio estaba claro que la ventaja de la televisión por cable era la libertad de ver un producto audiovisual, ya sea cine, serie, reportaje u otro, sin los molestos comerciales y sin cortes. Al menos eso se ofrecía.
Pero la realidad de las emisiones de cable actual es muy distinta, el monopolio de VTR Cablexpress tiene censura y publicidad. Basta ver algunos de los canales que ofrece para comprobar que son interrumpidos por molestos comerciales chilenos y que, además, no estamos viendo lo mismo que el resto de Latinoamérica, sino que otra programación o productos audiovisuales tijereteados.
El Consejo Nacional de Televisión censura a la televisión por cable; era lógico que el Gobiemo se mostrara preocupado con más de seiscientos mil abonados en constante crecimiento, siendo la competencia más dura que han tenido los canales abiertos y registrando los más altos ratings de audiencia. Era esperable que cercasen el tema.
La censura nace en el corazón del debate donde la idea de limitar o impedir la difusión de contenidos se llevan a juicio critico. Pero es en este mismo punto donde la censura mancilla la libertad individual, el poder elegir qué ver sin tener de mediador a institución alguna. Estaba bien en la televisión abierta definir límites, pero en un servicio pagado correr la misma suerte parece algo injusto.
El tema de la censura en nuestro país ha sido parte de un debate constante desde años, pero al buscar su incidencia en la televisión por cable, el material es escaso. Sólo es este último tiempo entidades como el Consejo Nacional de Televisión se han enfocado en los contenidos de los canales del cable, pero mayormente en lo que se refiera a películas, sobre todo sancionando a géneros como el bélico, erótico, terror y acción.
Respecto a publicidad, los operadores de cable comenzaron hace unos años a tener espacios pagados, explotando la característica de público segmentado que genera; prueba de esto es que la tercera área de enfoque e inversión de las agencias publicitarias, es el cable.
Es por esto que parece invasivo que, de un momento a otro, un servicio pagado adopte las mismas características por las cuales los usuarios se habían distanciado de los canales gratuitos. Parecía entenderse que al pagar la suscripción se estaba evitando que la sobrevivencia del medio dependiese de la publicidad.
Sin embargo, estos temas han sido esbozados en artículos y columnas, pero sin que la sangre llegue al río, aún no se ha profundizado en estos temas y la bibliografía es inexistente en el tema en cuestión. Entonces, la necesidad de investigar en estos aspectos recae en la oportunidad de descubrir lo que significa esta nueva forma de ver televisión. Resulta increíble que estemos ad portas de la masificación de lo digital y aún no comprendamos ni delimitemos lo que implica esta emisión pagada. Es necesario abrir el debate sobre los usos y abusos de la señal por cable.