Ponencia
Sobre curatorías fotográficas exotizantes de "lo latinoamericano"
Autor
Concha-Lagos, José Pablo
Institución
Resumen
Quisiera partir haciendo una observación de la Hermenéutica del sujeto de Michel Foucault. ¿Cuál es el sujeto que se piensa en esta reflexión? Y, además, ¿cómo piensa ese sujeto que piensa Foucault? Evidentemente, hay tipos diversos de sujetos, pero la filosofía tendría una proyección abarcadora, generalizante del “sujeto” y por esta razón el “sujeto” que se presenta es “el filósofo” y “el pensar” del filósofo. Esto es lo que se ofrece en esta hermenéutica. Es decir, lo que se trata de conocer como “sujeto” no es el corriente existente heideggeriano, sino el particular sujeto filosófico, ya que, de modo preliminar, Foucault define filosofía como: “la forma de pensamiento que se interroga acerca de lo que permite al sujeto tener acceso a la verdad, la forma de pensamiento que intenta determinar las condiciones y los límites del acceso del sujeto a la verdad” (33). Y más adelante agrega:
“La espiritualidad [que es la reunión de las condiciones que hacen posible la reflexión filosófica] postula que la verdad nunca se da al sujeto con pleno derecho. La espiritualidad postula que, en tanto tal, el sujeto no tiene derecho, no goza de la capacidad de tener acceso a la verdad. Postula que la verdad no se da al sujeto por un mero acto de conocimiento, que esté fundado y sea legítimo porque él es el sujeto y tiene esta o aquella estructura de tal. Postula que es preciso que el sujeto se modifique, se transforme, se desplace, se convierta, en cierta medida y hasta cierto punto, en distinto de sí mismo para tener derecho al acceso a la verdad. La verdad sólo es dada al sujeto a un precio que pone en juego el ser mismo de éste. Puesto que el sujeto, tal como es, no es capaz de verdad” (Ibid).
A partir de esta caracterización del sujeto, es sujeto quien es capaz de modificarse voluntariamente para conducirse a la verdad, asunto crítico cuando el estado del sujeto corriente es ni siquiera saber que se está fuera de la verdad, sino que, por lo demás, ni se lo pregunta. Pero, también se propone como vía para la condición de sujeto un absoluto previo: “la verdad”. ¿De qué verdad se habla?, ¿es la verdad en tanto identidad entre sujeto y predicado?, ¿es la verdad como aparición de lo oculto?, ¿es la verdad revelada? En todo caso es una verdad que funda un conocimiento, un saber, una determinación de comprensión particular del sentido, tanto de su propia existencia, como de una proyección teleológica. Esta perspectiva inhabilita y desprecia la experiencia cotidiana que se “pierde” en la rutina. Es como si el individuo rutinario no fuera sujeto y por esto su condición fáctica fuera una ilusión inconsciente.