Artículo de revista
Arquitectura moderna en El Salvador (1950-1980): una interpretación de dos tendencias
Fecha
2023-01-16Registro en:
10.14718/RevArq.2023.25.4139
2357-626X
1657-0308
Autor
Ferrufino-Martínez, Carlos Ernesto
Institución
Resumen
Entre 1950 y 1980, la arquitectura moderna en El Salvador se consolidó y produjo algunas de sus obras más emblemáticas a través de dos tendencias. La primera puede denominarse racionalista estructural, y se fundamentó en las cualidades del hormigón armado, así como en el desarrollo de envolventes para la protección solar, cáscaras, paraboloides y la integración plástica de murales y otros elementos artísticos. La segunda fue la orgánica, interesada en la recuperación de lo vernáculo y la integración a la naturaleza a través de un lenguaje wrightiano, el paisajismo y el desarrollo de geometrías más complejas. Estas aproximaciones diferenciadas develaron una gradual dinámica de adaptación del lenguaje moderno a las condiciones particulares del país, en términos ambientales y tecnológicos. También evidenciaron la permeabilidad a la influencia internacional a través del trabajo de extranjeros y de salvadoreños formados en el exterior. Finalmente, sobresalió el papel protagónico del Estado como promotor de la arquitectura moderna. Todo ello puso en valor un ejercicio de asimilación consciente de la Modernidad que, sin embargo, no alcanzó a establecer un diálogo con los códigos mundiales y latinoamericanos, lo que sigue siendo una tarea pendiente para la práctica contemporánea. Between 1950 and 1980, modern architecture in El Salvador consolidated and produced some of its most remarkable works under two trends. The first trend was structural rationalism, based on the plastic qualities of reinforced concrete, the development of sun protection elements, shells, paraboloids, and the integration of murals and other artistic elements. The second approach was organic, interested in the recovery of the vernacular and integration to nature through a Wrightian language, landscaping, and more complex geometries. These differentiated trends disclosed a gradual dynamic of adaptation of modern language to the environmental and technological conditions of the country. The work of foreign and Salvadoran professionals trained abroad exposed local permeability to international influences. Finally, the state played a significant role as a promoter of modern architecture. However, this valuable exercise of conscious assimilation of modernity did not arrive to establish a proper dialogue with global and Latin American design codes, which remains a pending task for contemporary practice.