This text comes from the examination of the work of the French filmmaker Jacques Tati, and proposes a bridge between his films Jour de fête (1949) and Playtime (1967). This review will address part of the activity of an artist who participates in cinema both on and off the screen. This approach to his comic aesthetics considers two views. The first one has to do with his acting performance, whose transit within the filmic space could be understood as the opening of a body box that unfolds by the action of a particular gravitational force, in a temporary echo whose repetitions cover the territory of an extensive depth of field. The other that falls on the film space and a cinematography that proposes an open gaze to the viewer, in complex general shots full of information where everything happens simultaneously. In this link between two films that maintain a distance of eighteen years from each other, a point of coincidence is proposed from which a particular filmic world in Tati’s work could be understood and that is related to his particular interest in the city, the automobile and the bike. Certain specific elements can be glimpsed from this approach, from which a display of audiovisual strategies used in the spatial construction of the film world could appear and that are related to Tati’s particular comic aesthetics. These mirror-like links between the two films could establish a parallelism between suspended rotating structures that support.Este texto proviene del examen de la obra del cineasta francés Jacques Tati, y propone un puente entre sus películas Jour de fête (1949) y Playtime (1967). Se abordará en esta revisión parte de la actividad de un artista que participa del cine tanto dentro como fuera de la pantalla. En este acercamiento a su estética cómica se consideran dos miradas, una de ellas tiene que ver con su performance actoral, cuyo tránsito dentro del espacio fílmico podría entenderse como la apertura de una caja corporal que se va desplegando por acción de una particular fuerza gravitante, en un eco temporal cuyas repeticiones van recorriendo el territorio de una extensa profundidad de campo, y otra que recae sobre el espacio fílmico y una cinematografía que propone una mirada abierta al espectador, en complejos planos generales llenos de información en donde todo acontece de forma simultánea. En esta vinculación entre dos films que mantienen una distancia entre sí de dieciocho años, se propone un punto de coincidencia desde el cual podría comprenderse un mundo fílmico particular en la obra de Tati y que tiene relación con su particular interés en la ciudad, el automóvil y la bicicleta. Luego de este acercamiento se pueden atisbar ciertos elementos puntuales desde los cuales podría aparecer un despliegue de estrategias audiovisuales utilizadas en la construcción espacial del mundo fílmico y que tienen relación con la estética cómica particular de Tati. Estos vínculos entre ambas películas, a modo de espejo, podrían establecer un paralelismo entre las estructuras rotativas suspendidas que sostienen.