Marcelo de Ancira y la sabiduría de Pr 8. Teología y hermenéutica
Fecha
20182018
Institución
Resumen
Teodoreto de Ciro, en su Historia ecclesiastica, afirma que, en el año 361, cuando Melecio fue propuesto como obispo de Antioquía, ante el clero y los fieles, e incluso algunos judíos y griegos, el emperador Constancio les pidió a Melecio, a Jorge de Laodicea y a Acacio de Cesarea, que explicaran ante la asamblea el versículo El Señor me creó (κτίζω) como principio de sus caminos para sus obras (Pr 8,22)2. La suerte de estos obispos dependía del contenido de sus interpretaciones del versículo. Después de su homilía, Melecio fue deportado por al Emperador. Este episodio muestra hasta qué punto la interpretación de Pr 8,22 era capaz de revelar la orientación teológica de los diversos actores de la así llamada «crisis arriana» del siglo IV. Naturalmente, el versículo revestía una particular dificultad porque, en él, la sabiduría declara: «El Señor me creó (κύριος ἔκτισέν με)» y, de acuerdo a la tradición dominante, esta sabiduría es el Hijo de Dios3.
El presente artículo pretende reconstruir la interpretación que Marcelo de Ancira dio al discutido versículo y explorar sus principios hermenéuticos (2). Para valorar su alcance y originalidad, antes de presentar la interpretación del obispo de Ancira, se ofrece un recorrido por la interpretación de Pr 8,22 en la tradición cristiana anterior (1).