Tesis Doctorado
Marcando yacimientos: pinturas rupestres y minería en la región de Atacama, Chile (600 - 1.300 d.C.)
Marking sites: Rock paintings and mining in the Atacama region, Chile (AD 600 - 1300);
Marcando yacimientos: pinturas rupestres y minería en la región de atacama, Chile (600 - 1.300 d.C.);
Marking sites: rock paintings and mining in the atacama región, Chile (ad 600 - 1300)
Fecha
2017Autor
Fiore, Danae
Vilches, Flora
UNIVERSIDAD DE BUENOS AIRES
Institución
Resumen
La Tesis Doctoral “Marcando yacimientos: pinturas rupestres y minería en la región de Atacama, Chile (600 - 1.300 d.C.)” estudió tres localidades rupestres (sensu Gallardo et al. 2012): Finca Chañaral, Quebrada Las Pinturas y Quebrada La Chinchilla; ubicadas en la porción meridional del Desierto de Atacama, entre los ríos Salado y Copiapó. Hasta entonces, las pinturas de las dos primeras localidades (la tercera entonces inédita) habían sido vinculadas con la cultura Ánimas (700 – 1.000 d.C.) por contigüidad a asentamientos de este grupo o mediante comparaciones iconográficas poco sistemáticas (Niemeyer 1997; Cervellino y Sills 2001). Pero no existían propuestas sobre el rol que las pinturas habrían jugado en dicha sociedad, pese a que las aldeas nucleares y grandes cementerios se emplazan unos 50 kilómetros al sur, en el valle de Copiapó, donde fue posible desarrollar su economía principalmente agrícola. Por ello, propusimos identificar y analizar la variabilidad estilística de estas pinturas rupestres en relación al modo de vida del grupo cultural que las produjo. En términos teóricos, trabajamos el estilo como práctica social (Willey 1953; Núñez 1976; Wobst 1977; Hodder 1979; Weissner 1983; Aschero 1988; Podestá et al. 1991; Ingold 1993; Earle 2000; Thomas 2001; Ashmore 2002; Berenguer 2004; Gallardo 2009; Fiore 2007, 2009), como instrumento analítico (Deetz 1968; Conkey y Hastorff 1990; Davis 1990; Hegmon 1992; Gombrich 1998) y su relación con el patrón de asentamiento (Willey 1953, 1968; Chang 1968; Trigger 1968; Cornejo et. al 1985; Renfrew y Bahn 1998; Fish 1999). En términos metodológicos, esto se tradujo en el registro de la totalidad de las evidencias arqueológicas a nivel superficial y un registro exhaustivo de las pinturas en polígonos equivalentes definidos para las tres localidades de estudio; luego, se generaron tipologías que fueron analizadas, generando pautas que nos remitieran tanto al patrón de asentamiento como al arte rupestre, y luego comparadas con otros artefactos visuales de las culturas arqueológicas identificadas. Como resultado, se definieron dos estilos rupestres principales que responderían a apropiaciones simbólicas de estos espacios y sus recursos minerales, inicialmente por fracciones de la sociedad Ánimas (600-1.300 d.C.) y posteriormente por grupos Copiapó-Inka (1.300-1.500 d.C.), quienes compiten por el territorio tras la diversificación e intensificación extractiva y productiva minera de la región en esta época. The PhD Thesis "Marking sites: Rock paintings and mining in the Atacama region, Chile (AD 600 - 1300)" studied three rock art localities (sensu Gallardo et al., 2012): Finca Chañaral, Quebrada Las Pinturas and Quebrada La Chinchilla, located in the southern portion of the Atacama Desert, between the Salado and Copiapó rivers. Previously, paintings from the first two localities (the third was as then unpublished) had been linked to the Animas culture (AD 700 - 1000) because of their contiguity to this group’s settlements but not as a result of systematic iconographic comparisons (Niemeyer 1997, Cervellino and Sills 2001). There was no understanding of the role that the paintings would have played in that society, despite the fact that the nuclear villages and large cemeteries were located some 50 kilometers to the south, in the Copiapó valley, where it was possible for a predominantly agricultural economy to develop. Therefore, I proposed to identify and analyze the stylistic variability of these rock paintings in relation to the way of life of the cultural group that produced them. In theoretical terms, I focused on style as a social practice (Willey 1953, Nunez 1976, Wobst 1977, Hodder 1979, Weissner 1983, Aschero 1988, Podestá et al 1991, Ingold 1993, Earle 2000, Thomas 2001, Ashmore 2002, Berenguer 2004, Gallardo 2009; Fiore 2007, 2009), as an analytical instrument (Deetz 1968, Conkey and Hastorf 1990, Davis 1990, Hegmon 1992, Gombrich 1998) and on its relation to settlement patterns (Willey 1953, 1968, Chang 1968, Trigger 1968, Cornejo et al 1985, Renfrew and Bahn 1998, Fish 1999). In methodological terms, this resulted in registration of all archaeological evidence at the surface level and an exhaustive record of the paintings in equivalent polygons defined for the three study locations. From this typologies were created and analyzed, generating patterns that refer both to the settlement pattern and to the rock art, and were then compared with other visual artifacts from the identified archaeological cultures. As a result, two main rock art styles were defined that respond to symbolic appropriations of these spaces and their mineral resources, initially by parts of the Ánimas society (AD 600-1300) and later by Copiapó-Inka groups (AD 1300-1500), who competed for this territory after the diversification and intensification of extractive and productive mining in the region at this time.