Artículos de revistas
Interioridad y encuentro en las Confesiones de San Agustín
Fecha
2010Autor
Olaechea Catter, P. Jorge
Institución
Resumen
Pretender investigar y escribir sobre el hombre ha sido y sigue siendo una de las empresas más osadas y al mismo tiempo más
importantes de la filosofía. Una de las empresas más osadas, porque se propone como objeto una realidad peculiar y compleja:
absolutamente cercana —el investigador es el objeto mismo—, y al mismo tiempo profundamente misteriosa; una de las empresas más importantes, porque de los resultados a los que llegue depende en buena parte el planteamiento personal
y social de la vida humana.
Insistimos sobre este doble carácter social (o comunitario) y personal de la antropología. La pregunta misma a la que ella
busca responder se plantea siempre con dos caras: ¿qué es el hombre?, ¿quién soy yo? Su respuesta busca ser válida para
todos los hombres —y es por esto que a la base de toda cultura y sistema social se encuentra una concepción determinada del
ser humano—, pero se trata al mismo tiempo de una respuesta para cada uno de los hombres, en cuanto expresión de esa
búsqueda de la propia identidad presente en todo corazón humano y desde la cual cada uno plantea el horizonte de su vida.
San Agustín ha respondido a esta pregunta bidimensional por el hombre no en un tratado de filosofía sino en una obra
espiritual: las Confesiones1. Confesando ante Dios su propia vida, el Santo de Hipona nos ha legado un profundo ensayo
sobre el ser humano en el que las dos caras de la antropología antes mencionadas se conservan con una frescura existencial
pocas veces superada.