| dc.description.abstract | En la actualidad, cada vez se hace más evidente que los pilares de una
edad adulta saludable se establecen en las primeras etapas de la vida. La familia
y los recursos organizados de la sociedad son fundamentales a la hora de
satisfacer los requerimientos biológicos y psicosociales de los sujetos.
En este contexto, la educación de éstas instancias debe considerarse una
estrategia básica para el desarrollo adecuado del ser humano en lo que respecta a
aquellas habilidades que condicionan el aprendizaje.
Claro está que el desarrollo de estas habilidades, no depende sólo del
factor biológico, sino que se conjuga con la interacción de la estimulación del
contexto en el cual se desarrolla el sujeto. Según investigaciones, los niños que
no reciben estimulación adecuada (juego, tacto, afectividad, etc.), presentan un
desarrollo intelectual, motor y psicosocial inferior al de un niño con una
estimulación óptima, es decir un medio ambiente deprivado, especialmente para
los primeros años de vida afecta el desarrollo global del niño. El desarrollo
íntegro del ser humano, actualmente es considerado como dinámico e interactivo,
ya que se moviliza de acuerdo al tipo de experiencia y ayuda frente a las que una
persona se expone. | |
