dc.description.abstract | Todos hemos sido testigos de la importante reforma que ha traído consigo la
consagración del nuevo Proceso Penal que se ha instaurado en Chile a partir del año
2005. También hemos podido notar todos los beneficios que ha traído para la justicia
de familia la creación de los Tribunales de Familia.
El criterio que ha imperado en la incorporación de procesos más modernos dice
relación con que "La justicia a destiempo no es justicia", creencia que se ha
manifestado en la intención concreta de dar más celeridad a los procesos judiciales.
Sin embargo, el punto de partida que ha motivado las reformas a la justicia penal y
la reforma a la justicia de familia no es exclusivamente la celeridad, toda vez que un
proceso judicial ágil no garantiza necesariamente la eficacia y apego a la justicia del
mismo. La idea que hay detrás de cada una de las modificaciones que se han venido
implementando en materia de procesos judiciales dice relación con la tendencia hacia
una mayor eficiencia y eficacia de los mismos, valores que únicamente podrían llegar
a alcanzarse a través de mutaciones significativas y genéricas a la forma de
administrar justicia.
La sensación general, tanto en materia penal, de familia y laboral, ha sido, hasta
ahora, principalmente de indefensión, situación que no ha sido consecuencia de la
falta o deficiencia de consagración de garantías o cuerpos normativos que aseguren
los derechos que a cada quien corresponden, sino que ha sido causa directa de la
lentitud, ineficacia e inoportunidad de las decisiones judiciales, las que propenden a
que la justicia llegue cuando ya se ha perdido toda esperanza de alcanzarla, y en
definitiva, la injusticia ha pasado a formar parte de la vida de las personas. | |