| dc.description.abstract | La memoria escultórica es un tema poco considerado dentro de la Teoría e Historia del Arte a falta de teóricos que estén dispuestos a ingresar al taller de los escultores y a la falta de registro de las ideas e historias que allí suceden por parte de estos últimos sobre su propio trabajo, para saltar así, de la tradición oral a la escrita, para mantener una línea de continuidad y desarrollo del oficio. En esta investigación, se propugna revisar el aporte que realizan al oficio Los Museos de Autor, como espacios de memoria, que permiten ver tanto la obra terminada, como sus procesos de creación, por medio las preguntas, historias y razones que acompañaron al artista y que resultan tremendamente enriquecedores para comprender los miedos, las angustias y anhelos que vive el autor en su proceso creativo y desde ellos, desprender las posibles enseñanzas que estos contengan. Para esto, se analiza el Museo Vivo Félix Maruenda, que junto con adentrarse en esta memoria de la mano de un escultor que decidió asumir el dolor de Chile en su escultura, denunciando las atrocidades cometidas por la dictadura de cívico militar de Pinochet, y que posee la particularidad de aun seguir funcionando como taller, lo que permite comprender el trabajo desde el trabajo, y unir las dos mitades del artista, al obrero y al letrado, que se juntan por medio de un amor irrestricto a su oficio que lo acompaña hasta el día de su muerte. | |
