dc.description.abstract | La cordillera de Los Andes constituye el eje conductor del paisaje de Chile, desde la zona norte
hasta el extremo sur. Sin lugar a dudas, la majestuosidad y valor estético de nuestra cordillera cobra especial significado en la zona central de Chile.
Las altas montañas con sus glaciares y valles, condicionan los atributos del paisaje y las formas de uso
de la tierra, así como las especies de flora y fauna que
aún subsisten en estos ambientes. Un atributo fundamental de la cordillera es la gran diversidad de hábitats propicios para plantas y animales, también propios de los denominados ecosistemas mediterráneos.
Dichos ambientes están presentes en pocas zonas
del planeta (en total menos del 5% de los ecosistemas del mundo) y su nombre proviene de la cuenca
del mar Mediterráneo en Europa. En menor escala,
ambientes similares están presentes en Norteamérica (California), Sudáfrica y Chile. Es en nuestro país,
donde aún persisten importantes refugios para la vida
silvestre, no obstante los 500 años de colonización y
transformación de los ecosistemas.
Las tierras bajas de la cordillera de Los Andes,
sus valles y praderas altoandinas, han estado sujetas a la intervención del hombre por casi 400 años.
La agricultura, ganadería y transformación de zonas
planas en grandes asentamientos humanos, modificaron el paisaje y los ambientes nativos a niveles
insospechados por los primeros naturalistas que llegaron a esta zona de Sudamérica. Ellos describieron
la rica flora y fauna junto a densos bosques y humedales que hoy ya no están presentes. Especies como
el puma, guanaco y cóndor habitaban no sólo las
altas cordilleras, sino que también el valle central y
la cordillera de la costa.
Un actor fundamental de este proceso transformativo ha sido la ganadería extensiva y trashumante
que se mueve históricamente entre las praderas altoandinas y las tierras bajas entre verano e invierno,
respectivamente. Ésto, sumado a la caza ilegal y la
deforestación han generado que una parte importante de los ambientes mediterráneos presenten grados
significativos de deterioro.
En la actualidad los proyectos de expansión urbana, carreteras y gran minería tienen desafíos relacionados con la compatibilización de sus actividades
productivas con la protección de los ambientes mediterráneos donde se implementan | |