Sustentabilidad financiera de los gobiernos subnacionales: un análisis exploratorio de la municipalidad de Bariloche
Autor
Dondo Bühler, Mariana Beatriz
Civitaresi, Héctor Martín
Dursi Saadi, Ignacio D.
Institución
Resumen
Fil: Dondo Bühler, Mariana B. Universidad Nacional de Río Negro. Centro Interdisciplinario de Estudios sobre Territorio, Economía y Sociedad (CIETES); Argentina Fil: Civitaresi, Hector R. Universidad Nacional de Río Negro. Centro Interdisciplinario de Estudios sobre Territorio, Economía y Sociedad (CIETES); Argentina Fil: Saadi, Ignacio D. Universidad Nacional de Río Negro. Centro Interdisciplinario de Estudios sobre Territorio, Economía y Sociedad (CIETES); Argentina El federalismo fiscal (FF) es el campo de las finanzas públicas que estudia los sistemas
de organización del Estado en sus diferentes niveles. Las teorías clásicas del FF
proponen la descentralización de los gastos hacia el nivel de gobierno más próximo a la
ciudadanía y el autofinanciamiento de los gobiernos como los arreglos más eficientes
en términos de política fiscal (Tiebout 1956; Oates, 1972). Sin embargo, las ventajas de
la descentralización y el autofinanciamiento que se desprenden de este conjunto de
teorías se atenúan cuando se consideran los aspectos institucionales, que condicionan
la estructura de incentivos de los actores en un territorio, la distribución del poder y
autoridad entre ellos (López Accotto et al., 2016). En este sentido, la asignación de
funciones y su financiamiento entre los distintos niveles jurisdiccionales deberían
analizarse en relación al concepto de autonomía, que determina la capacidad real de
decisión y acción de los gobiernos (Flores et al., 2018).
Condicionadas por su trayectoria histórica y sus especificidades locales, las
municipalidades disponen de diferentes dimensiones y grados de autonomía. Por un
lado, la autonomía política implica que pueden establecer su propia estructura de
gobierno, elegir libremente sus autoridades y tomar las decisiones de manera
independiente de otros niveles de gobierno y otros actores en el territorio (ibid). A su
vez, la autonomía administrativa implica que pueden establecer su propio sistema de
administración financiera. La autonomía económica y financiera está asociada a la
posibilidad de gestionar su propio presupuesto, de endeudarse y de recaudar a partir de
diversos instrumentos tributarios y no tributarios (Agüero y Casaño, 2009). Finalmente,
desde el punto de vista institucional, la autonomía implica la posibilidad de definir la
propia Carta Orgánica municipal (Ministerio de Economía de la provincia de Buenos
Aires, 2011). Si bien la Constitución del 1994 jerarquiza a los municipios reconociendo
su autonomía plena, su ejercicio efectivo se vincula más a las capacidades
institucionales del municipio, que a las atribuciones asignadas legalmente (Cravacuore,
2016; Lopez Accotto et al., 2012). Es decir, la vigencia real de la autonomía municipal
está, en la práctica, fuertemente relacionada al tamaño del municipio, el diseño de su
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estructura decisoria, su perfil productivo y su posibilidad de acceder a recursos de libre
disponibilidad (propios o transferidos de manera automática por otras jurisdicciones)
para llevar adelante las políticas que se propone (Flores et al., 2018, Gorenstein et al.,
2010).
Mientras mayor sean los diversos grados de autonomía en las dimensiones
consideradas, mayor será el aporte del gobierno local al desarrollo socioeconómico. En
la literatura de las últimas décadas se ha enfatizado en el rol de los gobiernos locales
para contribuir al desarrollo, articulando políticas multinivel y fortaleciendo las
capacidades endógenas (Busso y Carniglia, 2013). A los servicios urbanos
tradicionalmente provistos por el gobierno local se le sumaron demandas por aquellos
descentralizados desde provincia y nación (por ejemplo, salud y educación), así como
aquellos que no son provistos de manera suficiente por estos niveles (por ejemplo,
promoción del empleo, desarrollo económico y cuidado ambiental). Por otro lado, se
revaloriza el ámbito local por su proximidad a la ciudadanía y la posibilidad de entender,
gestionar y resolver sus demandas. De este modo, se plantean nuevos desafíos a los
gobiernos locales, que exigen repensar su diseño institucional de modo de fortalecerlos
para organizarse, generar los recursos que necesitan y llevar adelante los objetivos que
se proponen (su autonomía en todos sus aspectos). En este trabajo nos proponemos
aportar al análisis de la institución municipal desde un punto de vista empírico,
analizando la autonomía financiera de la municipalidad de Bariloche (MSCB), a partir de
su estructura de financiamiento.