Lo que no se sabe sobre las bebidas azucaradas en niños, niñas y adolescentes en Río Negro
Autor
Guaresti, Germán
Clausen, Marcos
Espinola, Natalia
Graciano, Andrea
Guarneri, Leila
Perelli, Lucas
Comolli, Mariana
Alcaraz, Andrea
Institución
Resumen
Fil: Guaresti, Germán. Universidad Nacional de Río Negro. Sede Andina. Río Negro, Argentina Fil: Clausen, Marcos. Hospital Área Programa Bariloche. Río Negro, Argentina Fil: Espinola, Natalia. Instituto de Efectividad Clínica y Sanitaria. Ciudad de Buenos Aires, Argentina Fil: Graciano, Andrea. Universidad de Buenos Aires. Ciudad de Buenos Aires, Argentina Fil: Guarneri, Leila. Fundacion Interamericana del Corazón. Ciudad de Buenos Aires, Argentina Fil: Perelli, Lucas. Instituto de Efectividad Clínica y Sanitaria. Ciudad de Buenos Aires, Argentina Fil: Comolli, Mariana. Instituto de Efectividad Clínica y Sanitaria. Ciudad de Buenos Aires, Argentina Fil: Alcaraz, Andrea. Instituto de Efectividad Clínica y Sanitaria. Ciudad de Buenos Aires, Argentina El sobrepeso y la obesidad son factores de riesgo importantes de enfermedades no transmisibles, que
son la principal causa de enfermedad y muerte en Argentina.
La prevalencia de sobrepeso y obesidad entre niñas, niños y adolescentes ha aumentado. La 2da Encuesta
Nacional de Nutrición y Salud (ENNyS2) reporta que en nuestro país el 41,1% de los niños, niñas y
adolescentes de entre 5 y 17 años tienen sobrepeso u obesidad, mientras que la cifra alcanza al 13,6%
en los menores de 5 años (Ministerio de Salud y Desarrollo Social, 2019); siendo los valores más altos
a nivel regional para estos grupos de edad (UNICEF, 2022). En la provincia de Río Negro, el 34,2 % de niños, niñas y adolescentes de 6 a 17 años tienen sobrepeso u obesidad. La población pediátrica con sobrepeso y obesidad tiene mayor riesgo de padecer problemas de salud graves, como diabetes tipo 2, hipertensión arterial, asma y trastornos del sueño, así como baja autoestima y otros problemas emocionales y sociales. El incremento en los niveles de sobrepeso y obesidad se relaciona con cambios en los estilos de vida y los patrones de consumo de alimentos, que responden a estímulos de entornos que propician el consumo de alimentos de alto nivel calórico y bajo valor nutricional como las bebidas azucaradas; que son la
principal fuente de azúcares agregados en la dieta. En los entornos alimentarios, el marketing y la
publicidad son importantes, ya que influyen tanto en las preferencias como en las decisiones de
compra. Las empresas que comercializan productos no saludables (incluyendo bebidas azucaradas)
alientan su consumo repetido a través de múltiples estrategias de marketing, muchas dirigidas
específicamente a niñas, niños y adolescentes, como por ejemplo el uso de dibujos coloridos, personajes
infantiles, deportistas, celebridades o embajadores de marca.
El presente estudio estimó que, en 2022 en Río Negro, más de 6.600 niñas, niños y adolescentes
tienen sobrepeso y obesidad que puede atribuirse al consumo de bebidas azucaradas, representando
más del 20 % de todos los casos de exceso de peso en este grupo etario. A largo plazo (cuando esos
niños crezcan) esto podría representar 17.674 casos de sobrepeso y obesidad en la adultez, 3.209 nuevos
casos de diabetes, 817 de enfermedad cardio y cerebro vascular, 1.122 casos de enfermedad renal crónica y 2.294 casos de cáncer y otras patologías. El sistema de salud gastará $ 594 millones de pesos argentinos
cada año para la atención de las enfermedades derivadas de su consumo.
La implementación de la nueva ley de etiquetado de advertencias, prohibición de la publicidad, promoción
y patrocinio y regulación del entorno escolar tendría un enorme beneficio. Se estima que el consumo
de bebidas azucaradas disminuirá un 23,7% entre niñas, niños y adolescentes y se evitarán a corto
plazo más de 1.600 casos de sobrepeso y obesidad en niñas, niños y adolescentes y a largo plazo
más de 5900 casos de sobrepeso y obesidad en la adultez, 783 nuevos casos de diabetes, 197 de
enfermedad cardio y cerebro vascular, 271 casos de enfermedad renal crónica y 548 casos de cáncer y
otras patologías. El sistema de salud podría evitar gastar $162 millones de pesos argentinos cada año
para la atención de las enfermedades derivadas de su consumo.