Fil: Luna, Matilde Eugenia. Universidad Nacional de Río Negro. Instituto de Investigaciones en Diversidad Cultural y Procesos del Cambio. Río Negro; Argentina.Hablar de movimiento amplio de mujeres, feministas y disidencias sexo-genéricas no es una forma políticamente correcta para abarcar su heterogeneidad, sino que su carácter plural representa la tensión permanente entre lo diferente y lo común que se anudan en su interior. En ese sentido, entendemos que allí habitan diferentes miradas sobre los feminismos, que no necesariamente comparten las mismas visiones políticas, demandas, diagnósticos y estrategias. No obstante, es posible observar en la historia del movimiento de mujeres y feministas en Argentina, pero también del activismo de la diversidad y disidencia sexo-genérica, una apuesta -siempre en tensión- por la creación de coaliciones contingentes. Esto es el resultado del entendimiento, a lo largo de las luchas de los feminismos y los activismos de mujeres, travestis, trans y disidencias sexo-genéricas, que los procesos de agenciamiento político son indisociables de los modos de producción de los espacios de coalición, lo cual da cuenta de la importancia de pensar en el encuentro corporal, la "política de la alianza", la "ética de la cohabitación" y las políticas de acceso a los espacios de aparición, como parte central de la lucha política (Butler, 2017). Siguiendo las coordenadas teóricas propuestas por María Lugones (2008; 2021), en diálogo con los postulados de los feminismos negros y chicanos, la coalición –desde su mirada- se tiene que forjar a partir del sentido interactivo y no-dominante de las diferencias, y de una compresión interseccional de las vidas que anule el abstracto “mujer” con el que se ha intentado definir al “sujeto” feminista (Lugones, 2021). Esta propuesta teórica, lejos de una mirada romantizada de las coaliciones, se vincula con la posibilidad de estar cómodxs con la opacidad y la incertidumbre de la compañía y las comunicaciones complejas, pero también con la politización de las diferencias. En otras palabras, esta mirada y abordaje de las coaliciones entiende que la tensión de las diferencias no busca la fragmentación, tampoco alojarse en la comodidad de lo idéntico, sino producir un espacio común, donde la multiplicidad y heterogeneidad sea reconocida como un valor y no como obstáculo (López, 2021). Partiendo de estas consideraciones, el trabajo propone realizar un análisis de la formación de coaliciones entre mujeres, feministas y disidencias sexo-genéricas en Bariloche/Furilofche desde 2017 a la actualidad. Con el desafío de mirar las coaliciones desde un pensar situado, dentro de una territorialidad específica, el trabajo toma como punto de partida las experiencias de lo que significó la masividad que adquiere el movimiento amplio de mujeres, feministas y disidencias sexo-genéricas a partir del grito Ni Una Menos de 2015; pero también la politización de las diferencias que comienzan a visibilizarse con la emergencia de otras voces, como las de las mujeres indígenas, travestis, trans y disidencias, que potencian e interpelan la actual construcción política del movimiento. Estos procesos serán abordados entendiendo que los agenciamientos en este territorio no constituyen meras repeticiones de acontecimientos metropolitanos que adquieren carácter nacional, sino que son el resultado de la construcción de sentidos políticos que se insertan en una territorialidad y conflictividad local. En ese sentido, en Bariloche dos eventos se conjugan para comprender el modo en que se van tendiendo puentes para la conformación de coaliciones. Por un lado, el espacio asambleario, que reúne a diferentes organizaciones de mujeres y feministas, áreas de género y de diversidad sexual de partidos políticos e independientes, se renombra en el año 2018 como Ni Unx Menos Furilofche (NUMF), tomando el nombre mapuche como reconocimiento que se habita un territorio ancestral. E incorporando la “x” en vez de la “a”, acción que buscaba evitar el binarismo de género e incluir a todas las subjetividades sexo-generizadas. Por otro lado, en 2020, organizaciones de mujeres y feministas locales, algunas de ellas nucleadas en la Asamblea NUMF, propusieron el cambio de nombre del Consejo de La Mujer para reemplazarlo por Consejo Asesor Intercultural de las Mujeres. Este constituye un espacio institucional dentro del Concejo Deliberante que marca la vinculación de las organizaciones con el estado municipal. El trabajo busca entonces analizar las conformación de coaliciones, con las propias temporalidades locales, tensando dos nudos: por una lado, observar e indagar cómo se tensionan las diferencias para configurar demandas y reivindicaciones desde una política de lo común, como herramienta de resistencia contra las múltiples opresiones que recaen sobre cuerpos feminizados, racializados y precarizados. Por el otro, analizar los vínculos activistas con el estado municipal, sus políticas y los procesos de institucionalización de la agenda de género y de diversidad sexual, en el marco de un municipio declarado por ordenanza como intercultural. Esto último permitirá también indagar en qué medida los procesos de conflictividad social más amplios se articulan para tensionar los marcos de reconocimiento estatales históricamente producidos y reproducidos en el territorio. En suma, la coalición entre mujeres, feministas y disidencias en Furilofche será el catalizador desde el cual voy a leer este proceso que no se fundamenta en una identidad determinada, sino que es un proceso de invención común, de tensiones, rupturas y, al mismo tiempo, de acumulación de fuerzas.