El uso de la bicicleta día a día sigue tomando protagonismo a nivel mundial. Esta práctica desde hace tiempo posee una gran popularidad en Norteamérica y una larga tradición en Europa. Solo basta con observar el equipamiento e infraestructura que ofrecen los distintos países de este continente para comprender que los paseos al aire libre en contacto con la naturaleza, por medio de vehículos de transporte alternativo, son una tendencia marcada. Si bien América Latina no cuenta con una preparación acorde, poco a poco se ha ido difundiendo la actividad, desarrollando infraestructura y formulando políticas públicas, en vistas de los numerosos beneficios que reporta el desarrollo de esta modalidad turística. El cicloturismo constituye una fuente de ingresos económicos que protege a los distintos paisajes y conserva al medio ambiente, dando lugar a un turismo más amigable con el entorno, a diferencia de otras prácticas de tipo masivas que resultan ser poco sustentables y muy dañinas. Actualmente el ciclismo turístico-recreativo en la ciudad de Bahía Blanca se encuentra en auge. El conocido Camino de la Carrindanga, junto a otros circuitos, son recorridos a diario por gran cantidad de ciclistas y cicloturistas de todas las edades, que buscan realizar una actividad recreativa que contribuya con la salud, el cuidado del medio ambiente, que permita socializar y que, al mismo tiempo, pueda ser practicada de forma segura sin propagar contagios en un contexto crítico de pandemia mundial por COVID-19. Por otra parte, la gran cantidad de espacios verdes presentes en la ciudad, junto a la reciente peatonalización del Parque de Mayo está impulsando aún más esta modalidad, ya que permite a las familias, a los mayores y a los más pequeños poder pasear y conocer con mayor profundidad a la ciudad de forma segura. Si bien resulta evidente la trascendencia del tema, la ciudad de Bahía Blanca no dispone de investigaciones relacionadas a esta temática y la información disponible es escasa. Es por eso que resulta de gran relevancia analizar el potencial que dispone la ciudad para realizar esta actividad turístico-recreativa, a través del recorrido y análisis de los circuitos en conjunto a sus respectivos recursos turísticos, al análisis de las entidades privadas, públicas y ONG que contribuyen con el desarrollo de la misma, la infraestructura, las carencias actuales, conocer el perfil del ciclista recreativo y del cicloturista y sus necesidades, entre otros.