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EDITORIAL
Autor
Panza de Ferrer, Nora
Institución
Resumen
La conciencia crítica del hombre está permanentemente retroalimentada. Tal conciencia se expresa históricamente, con diferentes grados de intensidad. Cuando la educación, en tanto proceso mental, agudiza su carácter reflexivo, tal reflexión toma como objeto de conocimiento al mismo sujeto, en su contexto social (autoconciencia individual, proyectada hacia la sociedad).La conciencia histórica es alcanzada por el hombre a través de una educación problematizadora y reflexiva. Donde el desenvolvimiento del ser del hombre en la historia exige un permanente replanteo de los problemas tanto sociales, económicos y educativos, en nuevos contextos epocales. Cada período histórico expresa, de manera diferente su espíritu objetivo, y lo creado por el hombre, que pasa a ser su espíritu subjetivo. Tales creaciones corresponden a distintos ámbitos.
En el caso de la educación las formas sistemáticas y asistemáticas de esta son también parte del movimiento histórico en el que la cultura se expresa. La educación, como síntesis en ella misma posee capacidades al mismo tiempo ineludibles, debe tender a la superación de los factores irracionales perturbadores del hombre y de la sociedad actual. En todo ello, la educación tiene una presencia fundamental, pues persigue dotar al sujeto de lo que en un principio no posee, con el objeto de mejorarlo, tomando como referente los ideales sociales asumidos colectivamente.
Es desde allí donde nacen las posibilidades educativas del sujeto que en definitiva, no se encuentran en su configuración individual, sino en su ámbito social, por lo que la educación se constituye en el medio fundamental de socialización, en el que la comunicación juega un papel fundamental. A través de ella un sujeto pretende modificar la conducta de otro mediante la transmisión de ciertos contenidos culturales, utilizando el lenguaje como cauce de intercambio primordial.