dc.creatorSerrano Avilés, Tomás
dc.date.accessioned2017-07-03T19:53:47Z
dc.date.accessioned2023-07-19T14:14:57Z
dc.date.available2017-07-03T19:53:47Z
dc.date.available2023-07-19T14:14:57Z
dc.date.created2017-07-03T19:53:47Z
dc.date.issued2012
dc.identifierSerrano Avilés Tomás (2008) No te metas en mi vida. La sexualidad en los jóvenes hidalguenses. UAEH, Pachuca Hgo.
dc.identifierhttps://repository.uaeh.edu.mx/bitstream/123456789/17848
dc.identifier.urihttps://repositorioslatinoamericanos.uchile.cl/handle/2250/7708635
dc.description.abstractLa sexualidad en los jóvenes hidalguenses es una publicación que hacía falta en la bibliografía estatal y hoy, gracias al trabajo de los doctores Tomás Serrano Avilés, Luis Mauricio Figueroa Gutiérrez y Assael Ortiz Lazcano, no sólo se cubre la carencia de este tipo de textos, sino que también será el comienzo de más estudios sobre el ejercicio de la sexualidad en donde prevalezcan el sentir y decir de las personas. Los hechos que narran los entrevistados son verídicos; sus nombres no lo son, pues existe el imperativo ético por parte de los investigadores de preservar el anonimato de los declarantes, por lo que los lectores bien pueden ahorrarse el ocioso ejercicio de imaginar si acaso conocen a uno o varios de los protagonistas. Aunque se aclara que este libro no refleja la conducta sexual del universo de la juventud hidalguense, bien puede serlo. No olvidemos que el 56.9% de los adolescentes entre 12 y 14 años de edad ya ha tenido algún encuentro erótico, conocido mejor como ?faje?, de acuerdo con el estudio ?Salud sexual y adolescencia: realidades, mitos y carencias?, que elaboró el Instituto Mexicano de Sexología. La encuesta, levantada entre 3 mil 727 adolescentes de diferentes entidades federativas, arroja que los adolescentes mexicanos inician su vida sexual en promedio a los 14 años; ellas, a los 15, lo cual se corrobora en estas páginas. Al parecer nadie informó a los jóvenes sobre los buenos propósitos del Programa de Acción de Salud Reproductiva vigente que estipula: La salud reproductiva debe entenderse como el estado general de bienestar físico, mental y social, en todos los aspectos relacionados con el sistema reproductor, sus funciones y sus procesos; es decir, es la capacidad de los individuos y de las parejas de disfrutar de una vida sexual y reproductiva satisfactoria, saludable y sin riesgos, con la absoluta libertad de decidir de manera responsable y bien informada sobre el número y el espaciamiento de los hijos. La salud reproductiva está directamente relacionada con la calidad de vida, la sexualidad y la familia. Representa el ejercicio de la sexualidad responsable y sin riesgos; el bienestar de la madre, del niño en gestación, de los infantes y de los adolescentes y se extiende más allá del periodo reproductivo de las personas. Tiene que ver con las relaciones interpersonales, con percepciones y con valores; su cuidado evita enfermedades, abuso, embarazos no planeados y la muerte prematura. Pocas decisiones son más importantes en la vida que seleccionar con quién formamos pareja, elegir cuándo y cuántos hijos tener y cómo mantener la salud y gozar la sexualidad en la etapa postreproductiva. La salud sexual es un componente de la salud reproductiva en su contexto más amplio. La promoción de la salud sexual, requiere de un proceso de educación y dotación de servicios, de acceso universal y de calidad. La educación de la sexualidad conforma un proceso de adquirir información y formar actitudes y valores positivos, con respecto al sexo. La meta primaria es la promoción de la salud sexual, lo cual implica adquirir recursos para tomar decisiones sobre la vida presente y futura. Los costos económicos, sociales y psicológicos derivados del ejercicio de la sexualidad, desinformada y sin recursos de protección, son elevados y se aplican a atender embarazos no planeados, infecciones de trasmisión sexual, abortos inducidos, violencia intrafamiliar, trastornos psicológicos, entre otros. Con la prestación de servicios de planificación familiar de calidad, accesibles y oportunos, se evitan gastos hospitalarios no previstos derivados de la atención del embarazo, parto y puerperio, así como de sus complicaciones. Asimismo, se reducen los costos sociales para la manutención de los hijos inesperados, la deserción escolar, la marginación, el desempleo, el hacinamiento, la violencia intrafamiliar y los niños sin hogar. A lo largo de los testimonios emergen sentimientos (se caracterizan por ser de menor intensidad y de mayor duración), emociones (mayor intensidad-menor duración) y pasiones (mayor intensidad-mayor duración); racionalidad y animalidad, obnubilación de la inteligencia por la voluntad (léase como ?hormona mata neurona?), la concupiscencia sobre la benevolencia, y con suma gravedad la irresponsabilidad sobre la prudencia en el ejercicio de la sexualidad. Este texto será un referente de consulta medular por la riqueza de información que nos obsequia mediante las biografías sexuales de las personas entrevistadas. Sus narraciones son historias que abarcan desde la defensa de la virginidad hasta la promiscuidad. Los relatos, en su mayoría, plasman que poco importa la salud reproductiva y que las prácticas de riesgo son cosa, literalmente, de todos los días, haciendo a un lado lo que implique prevención. La generalidad de nuestros jóvenes no parece ser consciente de que puede resultar con alguna infección de trasmisión sexual (ITS) como gonorrea, clamidiasis, tricomoniasis, bacteriosis vaginal, candidiasis, sífilis, herpes genital, chancro blando, linfogranuloma, granuloma inguinal, condiloma o papiloma, molusco contagioso, escabiasis, pediculosis, hepatitis B, VIH/sida y amebiasis peneana, a la par de los embarazos no planeados, los abortos inducidos y la violencia intrafamiliar. En la publicación Proyecto del Milenio de las Naciones Unidas, 2006. Opciones públicas, decisiones privadas: Salud sexual y reproductiva y los Objetivos de Desarrollo del Milenio del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) se puntualiza que: Los adolescentes, que actualmente conforman alrededor del 20 por ciento de la población mundial, tienen necesidades especiales en el área de salud reproductiva y están expuestos a riesgos relacionados con el inicio de la actividad sexual a temprana edad, el matrimonio y la fecundidad. Se ha producido un incremento global en la edad del matrimonio que ha contribuido al descenso en la fecundidad adolescente. Sin embargo, en algunos países hasta un 50 por ciento de las mujeres todavía contrae matrimonio o empieza a vivir en pareja antes de los 18 años, cifra que sube hasta el 70 por ciento cuando se incluyen mujeres de hasta 20 años. La proporción de mujeres jóvenes casadas o que viven en pareja a los 20 años tiene una estrecha relación con la fecundidad adolescente y la exposición a riesgos reproductivos. Tradicionalmente se piensa que la decisión de sostener una relación sexual es únicamente de la pareja. El libro revela la confluencia de retos, intereses, deseos, voces de terceros, fantasmas, amenazas, presiones individuales, grupales, sociales, oportunidades, subjetividades, conflictos axiológicos, etc., que se hacen presentes antes, durante y después de la unión íntima de la pareja. Resalta también que existe información, pero esto no significa que podamos hablar de educación pues todavía persiste en nuestra sociedad la dificultad de que entre padres e hijos se pueda hablar abiertamente de este tema y, salvo honrosas excepciones, los progenitores optan porque el aprendizaje, correcto o distorsionado, que tengan sus vástagos sobre sexualidad lo obtengan en la calle, con los amigos y amigas, en las revistas pornográficas, en películas del mismo corte, en enciclopedias y cualquier otro medio, pues así ?lo aprendimos todos?.
dc.subjectDinámica demográfica en Hidalgo
dc.titleNo te metas en mi vida. La sexualidad en los jóvenes hidalguenses.
dc.typeBook


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