info:eu-repo/semantics/article
LA BRÚJULA EXTRAVIADA
Registro en:
10.15381/quipu.v13i26.5407
Autor
Bortesi Longhi, Luis
Institución
Resumen
Para explicar en pocas palabras el contenido de este artículo, se puede decir que se trata de una disquisición alrededor de la dimensión y del legítimo alcance de la economía. La realidad contemporánea nos demuestra que la técnica prevalece sobre cualquier otra virtud del conocimiento y también que el concepto de "valor" soporta desfiguraciones vulgares que terminan por corromper la autenticidad de lo que debería entenderse, realmente, por lo que constituye la esencia de la jerarquía espiritual e intelectual. En cuanto a la actividad económica en sí, se advierte que es predominante, que depende de la técnica, y que en innumerables casos, su ejercicio incide netamente en el campo de lo inmoral. En nombre del dinero se cometen las aberraciones más execrables que se puede imaginar no importando que se trate de venta de armas o de explotación infantil. Un conspicuo jugador de fútbol percibe un salario de 5 millones de dólares mensuales mientras que un médico que trabaja en un leprosorio de Calcuta o de la selva amazónica es remunerado a razón de 300 dólares mensuales. El sentido común señala que esto es aberrante. ¿Cuál es la verdadera naturaleza o razón suficiente de la actividad económica? Además, para complicar más la situación, está el asunto del agotamiento de los recursos naturales, de la extinción de las especies, del hueco de la capa de ozono y del efecto del calentamiento global que está erosionando radicalmente la vida en la tierra. Los excedentes económicos de los cuales se apodera el mundo moderno no son realmente "excedentarios", no son producto del resultado del trabajo, sino que son una usurpación, una exacción, cual cobro injusto y violento, criminal; porque no se trata de un fruto del trabajo, sino de un parásito que se ceba en el cuerpo de un moribundo que es la tierra. Desde el punto de vista financiero, el saqueo del planeta y la contaminación de su atmósfera figuraría en la contabilidad universal en condición de "quebrado", es decir, una gestión que ha consumido, literalmente volatilizado, el patrimonio.