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Medicina, higiene y seguridad del trabajo: el médico de fábrica
Fecha
1955Registro en:
Revista de Informaciones Sociales. 1955; 10(1).
Autor
Lorente, Sebastián
Caja Nacional de Seguro Social
Institución
Resumen
Explica la higiene del trabajo y la necesidad de que cada fábrica o taller tenga su respectivo servicio médico, como cuestión fundamental para establecer y cumplir las prescripciones del trabajo. El autor fue quien estableció por primera vez en el Perú, el 29 de enero de 1926, la Sección Control de Higiene y Seguridad Industrial en la Dirección de Salubridad Pública.
Afirma que antes del empleo del vapor y de la electricidad, los accidentes eran pocos. La introducción de las máquinas a gran velocidad y la concentración de la industria en grandes factorías aumentó considerablemente su número. Por eso fue necesario dictar leyes especiales, y el movimiento en favor de la prevención de los accidentes fue verdaderamente extraordinario en todas partes del mundo; para mejorar las condiciones higiénicas de las fábricas y talleres, dotar a las máquinas y a los trabajadores de protección adecuada, y enseñar a los obreros sobre los peligros y el uso de los instrumentos de labor.
Aparte de la eficacia industrial, es de desear que los obreros tengan tiempo para distraerse, instruirse y para atender a sus obligaciones sociales. La vida normal de la familia, no puede subsistir cuando los hombres y las mujeres gastan todas sus energías en la producción industrial. El límite fisiológico del trabajo y de la intensidad del mismo, está en el momento en que el organismo llega a no poder trabajar de la manera más económica. Si un día tras otro se llega al cansancio, la reposición será cada vez más lenta e incompleta y producirá la disminución del poder físico y psíquico del obrero.
Si se cumplen los preceptos de la higiene: buena organización de las horas de trabajo, con intervalos de reposo absoluto; estableciendo la velocidad según el ritmo normal del obrero, evitando la monotonía y los movimientos inútiles; el descanso dominical y el nocturno; las buenas condiciones del ambiente; asientos cómodos; régimen alimenticio adecuado, etc., se repondrán las fuerzas y se conservará la salud. De otro modo el obrero sufrirá de cansancio patológico, de fatiga, que tanto daño hace al trabajador como al industrial.
Hay una gran conveniencia económica en evitar disturbios por razones sanitarias, ya sean por las manifestaciones indicadas o las pérdidas de tiempo requeridas para el cuidado de los trastornos por enfermedades transitorias y los accidentes del trabajo. Por ese motivo muchos industriales establecieron en las fábricas servicios médicos, procedimiento que tiene grandes ventajas porque el obrero es asistido inmediatamente en caso de cualquier accidente. El mayor interés de todo industrial debe estar en el desarrollo de procedimientos para evitar las enfermedades y los accidentes; es en la higiene preventiva donde la labor del médico de fábrica adquiere un gran relieve.
Concluye que el factor más importante de la producción es el hombre, a pesar del progreso incesante de la mecánica, y que el médico juega papel preponderante en la organización científica del trabajo, porque el rendimiento económico del obrero depende de factores higiénicos, fisiológicos y psicológicos, y que los temas conexos: previsión, asistencia, seguros sociales, casas para obreros, subsistencias, salarios, selección y orientación profesional, reeducación de mutilados de incapacidades, y enfermedades profesionales, pertenecen al campo de la higiene industrial. Finalmente, que el médico necesita de la cooperación de otros profesionales: ingenieros, abogados, expertos en seguros, subsistencias, estadística y del concurso especial de enfermeras del servicio social.