dc.description | Una de las condiciones que afecta la salud mental, de gran interés y que va en
aumento en los últimos años, es el estrés, definido por la OMS como el conjunto
de reacciones fisiológicas que prepara al organismo para la acción frente a
situaciones de presión y sobredemanda. Son muchos los factores que convergen
y afectan a nivel psicológico generando estrés, ya sea en forma de eustrés,
distrés, estrés agudo o crónico. Otro enfoque importante para la sociedad médica
es el dolor, concepto que, según el IASP, hace referencia a una experiencia
sensorial y emocional desagradable, la cual puede estar relacionada con un daño
tisular, ya sea este real o potencial, y tiene un impacto significativo en la calidad de
vida. Se describen diferentes tipos de dolor según su duración y patogenia, los
que corresponden a dolor agudo, crónico, neuropático y nociceptivo. Dentro de
estos, encontramos a la fibromialgia, un dolor crónico generalizado, diseminado y
complejo con síntomas adicionales mal definidos. Este es un fenómeno
multidimensional, que comprende procesos fisiológicos y un componente
emocional para detectar un estímulo doloroso, según la resiliencia ante el estrés
que es capaz de soportar el individuo, y padeciendo en casos de fibromialgia, una
hipersensibilidad a estímulos que normalmente podrían no ser dolorosos,
generando una alerta de que algo ocurre en el organismo mediante sus
mecanismos fisiológicos que desencadenan una respuesta a los estresores. Así
como se mencionó una relación de los mecanismos que subyacen al dolor con un
componente estresor, la aparición de enfermedades patológicas como la
fibromialgia se ha vinculado con el padecimiento de estrés mal controlado, donde
el cortisol juega un papel muy importante en el paso de dolor agudo a crónico, siendo de gran importancia para considerar en los tratamientos aplicados a individuos afectados para mejorar su calidad de vida. | |