| dc.description.abstract | Actualmente gran parte de la población chilena enfrenta una realidad habitacional con
problemas de hacinamiento, precariedad y violencia. Situación que, según las cifras entregadas por la Fundación Vivienda y un Techo para Chile, se ha agravado por el crecimiento progresivo que vienen experimentando los campamentos en el país; desde el 2019 se ha dado un aumento del 74%. Esto ha traído consigo el incremento de, también, solicitudes de subsidios habitacionales como el DS-19, del Programa de Integración social y territorial implementado por el Ministerio de Urbanismo y Vivienda el 2016.
Las personas que logran acceder a esta ayuda, buscan independencia y mejores oportunidades, sin embargo, en la práctica, estos hogares tienen un promedio de 60 m2, lo que es, a todas luces, insuficiente para tres o cuatro personas (que es lo que el subsidio propone). El hacinamiento, que ya afectaba a millones de familias en Chile, se ha hecho aún más complejo de sobrellevar en un escenario de pandemia, ya que el deber de permanecer en casa exige no solo flexibilizar los espacios, sino que también, optimizar su uso al máximo.
En este contexto, cabe preguntarse si es que sería posible entregar una mejor calidad de
vida a las familias que viven del DS-19 a través de la modificación de espacios esenciales
del hogar, como lo es, por ejemplo, la cocina: núcleo de reunión, trabajo y entretenimiento
familiar.
El proyecto presente propone cambiar el diseño de los espacios de cocina, living y comedor de los departamentos del Programa de Integración social y territorial y crear así un modelo modular, versátil y personalizado, que permita aliviar la fatiga general del hacinamiento y apostar por un mejor vivir. | |
