Cuerpo utópico: una lectura entre Butoh y Artaud
Autor
Maneiro, Santiago Emanuel
Institución
Resumen
El texto desea urdirse en el entre; hilvanarse desde un encuentro, un cruce tan espontáneo como artificial de dos conceptos nodales, singulares: el “cuerpo sin órganos” clamado por Antonin Artaud y el concepto de “butoh-tai” de la danza japonesa conjurada por Kazuo Ohno y Tatsumi Hijikata. El deseo que atraviesa esta escritura es, pues, tensar líneas de coexistencia, trazar fricciones, coordenadas de correspondencias y develar, o acaso solo insinuar que en la articulación de estos conceptos, Butoh se revelaría como la realización, la en-carnación del reclamo artaudiano de un Teatro de la Crueldad, un teatro configurado por el flujo de fuerzas abismales, demoníacas, dionisíacas de la existencia. El texto oscila, tambalea entre estas figuras del cuerpo; sus trazos trasuntan dos experiencias abisales: el cuerpo-butoh, un cuerpo frágil, escuálido, acaso en-fermo, que bordea ese agujero negro insondable de la muerte que pulsa por engullirlo, en perpetua fluctuación, mutación, metamorfosis; un cuerpo que se funde con las pulsaciones del cosmos, atravesado por energías, pulsiones viscerales que lo desliza hacia los márgenes de su desfallecimiento, deviniendo pura presencia, pura experiencia. En este punto, el grito desolador, solitario de Artaud se libera del mutismo al que tantas veces fue condenado: la vida no es solo existir, hay que secuestrar de la existencia la vida, allí donde está encarcelada. El teatro en Artaud es, pues, la tesis de este secuestro, el instante de una hierofanía, acontecimiento de heterogeneidades, umbral de engarce entre lo profano y lo sagrado; retorno al origen, regreso al caos, presencia de la otredad como fundamento y vacío. La escena de este conjuro, de esta sinfonía de fuerzas, de este exorcismo es el cuerpo mismo. Artaud explora los “sentidos del cuerpo”, diagrama una “metafísica de la carne” con el apasionado deseo de no poseer un cuerpo sino de “hacerse a sí mismo cuerpo”. Cuerpo trágico, dionisíaco, que se experiencia en un teatro que nada representa, sino que es vida, sufrimiento, crueldad.