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Residuos de cosecha con fines bioenergéticos : el rastrojo de maíz
Fecha
2018Autor
Acevedo, Alberto
Cruzate, Gustavo Adolfo
Resumen
El progresivo agotamiento de los combustibles fósiles convencionales sumado al aumento del consumo de energía y de las emisiones de gases de efecto invernadero ha demandado la búsqueda de fuentes de energía alternativas, renovables,
sustentables, eficientes, rentables y con menores emisiones. (Nigam y Singh, 2011). Durante la transición dos términos han adquirido significativa notoriedad: biomasa y biocombustibles. Se entiende por biomasa la fracción biodegradable de productos de
desecho y residuos procedentes de la agricultura, silvicultura y de las industrias relacionadas, así como de la fracción biodegradable de residuos industriales y municipales (Directiva 2003/30/CE). Desde un punto de vista de aprovechamiento energético, la biomasa se caracteriza por poseer bajo contenido en carbono y elevado contenido en oxígeno y en compuestos volátiles, estos últimos son los que concentran una gran parte del poder calorífico de la biomasa. Si bien el poder calorífico depende mucho del tipo de biomasa considerada y de su humedad, esta característica y el bajo contenido en azufre la convierten en un producto singularmente atractivo para ser aprovechado energéticamente. En tanto, se designan biocombustibles a los combustibles renovables que se producen a partir de materias primas de origen agropecuario, agro foresto industrial o desechos orgánicos, motivo por el cual constituyen una de las tantas formas de energías renovables. Su nivel de contaminación es menor que otros combustibles tradicionales, dado que su combustión no produce compuestos de azufre y sus emisiones de dióxido de carbono netas son prácticamente nulas. Por su estado, los biocombustibles se pueden clasificar en líquidos (bioetanol y biodiésel), gaseosos (biogás) y sólidos (pellets de madera, leña, briquetas de caña, etc.); en tanto que de acuerdo a la materia prima empleada para su elaboración los biocombustibles pueden ser de primera, segunda o tercera generación (Acevedo, 2013).