dc.contributorSolís Nova, David Alonso
dc.creatorGodoy Lagos, Jorge Polster
dc.date2018-09-28T16:01:59Z
dc.date2018-09-28T16:01:59Z
dc.date2018-01
dc.date.accessioned2022-12-20T23:29:31Z
dc.date.available2022-12-20T23:29:31Z
dc.identifierhttp://repositoriodigital.ucsc.cl/handle/25022009/1361
dc.identifier.urihttps://repositorioslatinoamericanos.uchile.cl/handle/2250/5427901
dc.descriptionMemoria presentada al Instituto de Teología de la Universidad Católica de la Santísima Concepción, para optar al Grado Académico de Licenciado en Filosofía
dc.descriptionEn todo el pensamiento moderno desde un punto de vista histórico, se reflejó el interés en el bienestar del hombre. Para esto era necesario indagar en distintos ámbitos de sus capacidades y las llamo “capacidades” por el centralismo que adopta el hombre como núcleo de la reflexión, transformándose en un claro antropomorfismo. En la edad media el centro de todo era Dios, pero ya con Francis Bacon y el nacimiento de la ciencia moderna, se expresa una voluntad de los hombres en buscar respuestas a interrogantes inmediatas. Cassirer cita a Bacon en sus obras, el cual destaca “que los filósofos están equivocados al dirigir el conocimiento sólo para el contemplar y que éste debe tener una finalidad eminentemente práctica” (Cassirer 1956, p. 148). Comienza un cambio en la manera de contemplar, analizar y entender el mundo en el que el hombre se encuentra inserto, por lo que la visión filosófica comienza ya no a quedarse en la contemplación ontológica de las cosas, sino más bien en una filosofía mucho más pragmática. Se puede definir el saber moderno como positivista, el cual se ordena resueltamente al hacer, en lo que abarca lo técnico, lo moral o artístico, teniendo esto una fuerte repercusión hasta nuestros días, tanto en el ámbito filosófico (empirismo lógico, filosofía de la mente, pragmatismo y filosofías contemporáneas), científico e incluso teológico, por lo que no podemos ignorar este increíble y noble trabajo en la edad moderna. No es de extrañar que esta primacía por el saber más práctico haya influido en el pensamiento inglés de aquella época, destacándose en gran medida en el Empirismo, dentro de la línea de los tres máximos exponentes o representantes; John Locke, George Berkeley y sobre todo en David Hume, siendo la filosofía de este último nuestro objeto central de investigación. En estos pensadores, el tema del conocimiento es fundamental al buscar respuestas a preguntas como: ¿cuál es la naturaleza del conocimiento? ¿Cómo obtenemos nuestro conocimiento? Y ¿Cuáles son los límites de nuestro conocimiento? David Hume, filósofo escocés (1711-1776) tiene un hondo interés por conocer la naturaleza humana. Según Hume, esta es manejada por ciertos principios que la rigen para el desarrollo de nuestro conocimiento, estos deben explicar tal naturaleza en el ámbito cognoscitivo y moral, pero para conocerla se debe construir en cimientos sólidos, un sistema que se adjunte a todos los saberes. Al ver el avance de la ciencia moderna (filosofía natural), el ingenio filosófico intenta aplicar el método de Newton a las ciencias humanas. La investigación filosófica de Hume se basa en el método experimental, que a criterio de este filósofo, es el único válido para comprender todo aquello que tenga relación con el hombre, sobre todo en el estudio de su naturaleza y del cómo adquiere conocimiento. Hume critica toda aquella gnoseología cartesiana (racionalismo) e incluso a sus antecesores empiristas, como Locke y Berkeley, los cuales igual se quedaron con ciertos vestigios escolásticos, por lo que para Hume la razón no puede conocer nada de la realidad de modo a priori. La filosofía de Hume en la tradición empirista intenta dar respuestas al cómo el hombre se desenvuelve en el mundo, en su pensar, en su actuar y sobre todo en su sentir, justificándolo por medio de la creencia en su acceso al mundo externo, la probabilidad causal y la convicción de nuestro yo.n El yo o identidad personal (personal identity), que está al final de su primer libro de juventud (1739) titulado como Tratado de la Naturaleza Humana, y analizado también en su apéndice, será el tema central de investigación propuesto en nuestra tesis. Se intentará demostrar a través de la lectura principal del filósofo y con otros escritos complementarios como base a nuestro objeto de investigación. Para Hume nuestra identidad se mantiene imperfecta, la cual carece de demostración o evidencia empírica. Para Hume es la experiencia el origen y límite de nuestro conocimiento, será la misma experiencia el medio para fundamentar dentro de sus propios límites si es que hay o no una identidad. Pretendemos para esto responder a las siguientes preguntas: 1-¿Nuestra mente es capaz de forjarse un yo o identidad? 2-¿Si es que existe una identidad, cómo es que la mente lo alcanza? 3- ¿Cómo Hume, de acuerdo a su método, logra llegar al yo y qué solución da? Para poder responder nuestra hipótesis se sustenta en demostrar que el yo o identidad personal que propone Hume es más un análisis psicológico que metafísico. Para poder desarrollar tal investigación es necesario partir por un análisis de los conceptos fundamentales de la epistemología de nuestro pensador, para así poder aclarar más el tema central a investigar, es decir su explicación referente a la génesis de nuestras ideas y sus relaciones psíquicas. En segundo lugar, analizar en profundidad su teoría sobre la causalidad, la creencia y el atribuirle identidad a los objetos de la realidad externa, la sustancia y su relación. También es necesario destacar la importancia concedida por parte de nuestro pensador a las percepciones, estas son el centro de toda su teoría del conocimiento, negando así toda idea innata, teniendo en cuenta la herencia de sus antecesores Locke y Berkeley. El concepto de causalidad es central dentro de todo el análisis que hay en su teoría de las ideas, pues este nos permite entender el origen de las ideas y dentro de estas también engloba la identidad personal. Todas nuestros hábitos y costumbres se dan por una conexión necesaria, la cual resulta por la combinación y repetición de percepciones semejantes operadas por la imaginación, guiando todos aquellos razonamientos que aparecen en el diario vivir y agregando también los fenómenos de las ciencias que tratan cuestiones de hechos. Todo esto, hace que nuestra mente se adelante a lo que sucederá. Por ende Hume nos dice que la causalidad no surge de ninguna idea a priori, sino que es originada por la costumbre. El tema de la identidad Hume lo relaciona con que nuestra mente considera a los objetos de manera sin cambios e invariables y que como resultado todos los objetos o cosas de la existencia están faltos de una identidad perfecta. En este caso al igual que la identidad Hume nos dice que la sustancia, es una ficción originada por la imaginación sin una dimensión empírica que garantice su veracidad, o sea un concepto metafísico en los cuales Hume no quiso caer. Todas las existencias continuas de los cuerpos, se dan por las percepciones más vivaces o fuertes (impresiones), pero que se enlaza al hábito o costumbre como resultante de las dos facultades mentales principales que son la memoria y la imaginación, teniendo como efecto una creencia de su existencia. Es la causalidad el principio que nos lleva más allá de lo que se nos presenta de manera inmediata a nuestra mente, por lo que la creencia en los cuerpos externos se funda en esta asociación de ideas, siendo influenciada principalmente por la relación de causalidad. Analizados los conceptos centrales de su teoría, sabiendo que sin este análisis previo no podríamos entender el objeto de nuestra investigación, para Hume siempre las percepciones están cambiando su vivacidad o fuerza, por lo que nuestro yo no es más que una colección de percepciones que fluyen constantemente, por lo que el yo no se alcanza por una impresión, ni la mente mantiene un yo estático o idéntico. Todo es un acontecer de percepciones que fluyen constantemente en una unidad existencial mínima, todas estas percepciones son unidas por la imaginación, por lo que es a esta unificación perceptiva a lo que le llamamos identidad personal. En el apéndice de su Tratado de la Naturaleza Humana, se da algo muy interesante respecto a su insatisfacción por su explicación respecto a la identidad personal, declarando la imposibilidad de dicho concepto. Es por esto que se hace un análisis riguroso respecto a qué es lo que verdaderamente Hume entiende por identidad personal y cuáles son nuestras respuestas a esto. Es por esto que muchos autores centran su atención en la facultad imaginativa, más que la facultad de la memoria expuesta por nuestro autor, pero se debe dejar en claro que es sumamente necesario el indagar en distintas visiones e interpretaciones de autores respecto al tema para una mayor claridad respecto al problema a investigar. La imaginación es aquella facultad encargada de componer y descomponer ideas, a través de un ejercicio de asociación de ideas constante, los cuales funcionan por los principios de semejanza, contigüidad y causalidad, teniendo como efecto una ficción de identidad otorgada por la imaginación o fantasía como Hume la entiende, pero que para nuestra defensa sobre una posible identidad personal que Hume no negó y que es de carácter psicológico, una ficción tan sólo imaginativa no es suficiente, centrándonos principalmente en lo explicado por Hume de que es la memoria la fuente de la identidad personal, lo cual nos entrega una pieza invaluable para dar nuestra respuesta de que la identidad personal en el análisis de Hume es un análisis psicológico. Estudiar a Hume hoy en día para nosotros es muy importante, no tan sólo por lo atrayente que es su filosofía, sino por tener un carácter moderno respecto al cómo funciona la mente humana y sobre el poder buscar la claridad en la filosofía como ciencia, y sobre todo el valorar el esfuerzo que tuvo, a pesar de ser rechazado en su época, de querer salvar la naturaleza humana a través de un estudio garantizado por la observación y la experiencia. El concepto de la identidad personal tuvo un impacto enorme en toda la época moderna, tanto en la corriente racionalista como empirista, siempre fue un tema central el estudio del hombre y su identidad, hoy en día podemos ver que el tema de la identidad personal sigue vigente y sigue siendo de interés para distintos saberes científicos, psicológicos, sociológicos y filosóficos, que indagan desde sus distintos métodos para encontrar respuestas a esta problemática dentro de la naturaleza humana. Reconocemos la nobleza y humildad por parte de Hume, respecto a su insatisfacción respecto a ciertas nociones que él no pudo explicar de manera más clara, pero que le deja a la posteridad a aquellos interesados en el tema, poder descubrir y aclarar la problemática de la identidad personal, manteniendo hasta el final de sus días esa esencia clave dentro de la filosófica, el amor por la sabiduría que es la búsqueda incesante de la verdad
dc.languagees
dc.publisherUniversidad Católica de la Santísima Concepción
dc.subjectHume
dc.subjectEmpirismo
dc.subjectIdentidad personal
dc.subjectExperiencia
dc.subjectLicenciatura en Filosofía
dc.subjectInstituto de Teología
dc.titleDavid Hume y el problema de la identidad personal
dc.typeTesis


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