Thesis
Reestructuración de la producción de gas natural hacia el mercado externo entre 1990-2007; análisis de los aspectos territoriales, económicos y sociales en la Provincia de Salta.
Fecha
2011Autor
Leclerc, Nelly Mónica
Institución
Resumen
En el total de la producción mundial de combustibles, la República Argentina no es gran productor puesto que no llega al 1% del mismo, pero ha bastado para el autoabastecimiento. Desde 1984 no se importan crudos y se registra una incipiente exportación de fuel oil y de otros derivados. El factor decisivo para este logro ha sido la suplantación de combustibles líquidos por gas natural.
Con excepción del consumo que se hace desde hace mucho tiempo en los lugares de producción, el aprovechamiento del gas natural de los yacimientos de petróleo, a grandes distancias, es relativamente reciente. El primer gasoducto construido en el país fue habilitado en 1949, con un recorrido de 1.603 km., entre Comodoro Rivadavia y Buenos Aires, hecho que le confirió un enorme valor a esta fuente de riqueza que se “venteaba”, y desde entonces el gas natural reemplazó al gas elaborado a base de carbón importado, y su consumo se reparte entre el uso eléctrico, el doméstico y los industriales.
El mercado gasífero argentino fue controlado por dos empresas de propiedad estatal: Gas del Estado S.E., que desde su creación en 1945 y hasta su transferencia al sector privado en 1992 operaba monopólicamente en la prestación del servicio público de transporte y distribución de gas natural, y Yacimientos Petrolíferos Fiscales (Y.P.F.), que hasta la implementación de las reformas estructurales de 1989, se ocupaba en forma casi monopólica de las actividades de exploración y explotación de este hidrocarburo, entregándole el fluído a Gas del Estado a precio de costo (de producción) para el transporte, distribución y comercialización.
Con esta actividad exploratoria se identificaron 24 cuencas sedimentarias, de las cuales sólo cinco son productoras de hidrocarburos, y si bien el proceso de producción da como resultado la obtención de líquidos y gases en forma conjunta, varía su mix de acuerdo a las características geológicas de cada cuenca. Así es que, a grandes rasgos, predomina la producción gasífera en las Cuencas Noroeste y Austral, está íntimamente repartida en la Neuquina y más sesgada hacia el petróleo en la Cuenca del Golfo San Jorge; en el caso de la más modesta cuenca Cuyana es casi exclusivamente petrolífera. En ellas se ha concentrado la actividad exploratoria.
A comienzos de la década del 90, Gas del Estado contaba con una moderna infraestructura que le permitió la expansión de la red troncal de gasoductos para el abastecimiento del mercado interno y de la red de usuarios del sistema de distribución, con una tarifa del servicio que había variado en sentido inverso, siendo en 1992 sólo el 6% del promedio de 46 años antes. Así también, fue considerable el incremento de las reservas gasíferas derivado de los esfuerzos exploratorios encarados por Y.P.F. Por consiguiente, “las empresas beneficiadas con los programas de privatización de Y.P.F. y de Gas del Estado recibieron un mercado hidrocarburífero maduro en términos económicos y estructurales…” (De Cicco, 2004), ya que el Estado Nacional transfirió al sector privado un excelente nivel de reservas certificadas de hidrocarburos, que en el caso del gas natural tenía un horizonte temporal que superaba holgadamente los 30 años (al nivel de consumo anual de entonces).
Sin embargo la producción local de hidrocarburos y sus reservas vienen registrando caídas en los últimos años, y los expertos aseguran que la principal causa de la retracción se encuentra en la falta de inversión en este campo durante la gestión privada, lo cual obliga a sobreexplotar los yacimientos existentes, obteniendo una menor productividad de los mismos. Del mismo modo, desde entonces no se ha construido en Argentina un solo gasoducto para abastecer el mercado interno, pero sí se han inaugurado entre 1996 y 2003, diez nuevos gasoductos para satisfacer únicamente las necesidades energéticas de Chile (7), Brasil (1) y Uruguay (2). En este sentido, las siete principales productoras de gas natural –que participan en las diversas fases de la cadena gasífera y en otros segmentos del mercado energético argentino- concentran en conjunto el 85,7% de las exportaciones, manifestando una alta concentración de la oferta energética de este hidrocarburo.
Ante esta situación, un porcentaje considerable de la población que no accede a la provisión de gas natural (36,1% según el Censo del año 2001 del I.N.D.E.C., y más del 40 % de acuerdo a estimaciones posteriores) consume gas licuado de petróleo (G.L.P.) envasado en garrafas de 10 kg., cuyo costo resulta muy superior y se encuentra de hecho desregulado y también muy concentrado, con una significativa incidencia en la canasta básica alimentaria y en los gastos de servicios públicos elementales, considerando que el 60% de los consumidores de garrafas vive por debajo de la línea de pobreza.
De este modo el oligopolio energético ha venido condicionando el desempeño de toda la cadena gasífera, del mercado ampliado de la energía y, por lo tanto, del conjunto de la economía, provocado todo ésto por un largo proceso de políticas neoliberales caracterizadas por el abandono por parte del Estado de su rol de regulador. Por esta vía, también se generó exclusión económica y social en el territorio nacional.
Ante esta realidad surgen interrogantes acerca de las acciones del oligopolio energético y sus consecuencias en los aspectos económico y social. Esos interrogantes serán los ejes orientadores de la investigación a realizar.