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La disputa en torno a la eternidad del mundo en el siglo XIV
Autor
Larre de González, Olga L.
Resumen
The final stage of the medieval dispute over the eternity of the world, fifty years after the 1277 Condemnation, ends with William of Ockham´s position. He consolidates a doctrine closely related to that of Thomas Aquinas, specifying –as a characteristic contribution - an argumentative twist that goes from the realm of facts to the realm of probability. In this research, we set out to analyze Ockham´s position from the Quaestiones Variae (OTH, VIII, q. 3, 59) and the second Quodlibeta (OTH, IX, II, q. 5, 128), that Venerabilis Inceptor would write in Avignon around 1323- 24. Both presentations analyze the issue from two different and complementary perspectives: the nature of the world and the perspective of divine omnipotence. Ockham´s position is identical: the impossibility of giving a categorically definite answer makes it necessary to give way to an alternative way of thinking; eternity does not imply manifest contradiction and the arguments for it are not conclusive. Ockham does not close his argument with the effective possibility of an eternal world but – and here lies his contribution to the dispute – with the mere probability of the fact. A probability that is founded ultimately on the positive affirmation of the divine omnipotence. La etapa final de la disputa medieval en torno a la eternidad del mundo, tras la condena de 1277 y con un salto de casi cincuenta años, se cierra con la posición de Guillermo de Ockham, quien consolida una doctrina fuertemente próxima a la de Tomás de Aquino, precisando –como aporte peculiar– un giro argumentativo que va del plano de los hechos al de la probabilidad. En el presente trabajo nos proponemos analizar la posición ockhamista a partir de las Quaestiones Variae (OTH, VIII, q. 3, 59) y de la II Quodlibeta (OTH, IX, II, q. 5, 128), que el Venerabilis Inceptor redactara muy probablemente en Aviñón hacia 1323-24. Ambas exposiciones examinan el problema desde dos puntos de vista distintos y complementarios: desde la naturaleza del mundo y desde la perspectiva de la omnipotencia divina. La posición que Ockham defiende es idéntica: la imposibilidad de definir categóricamente una respuesta, siendo necesario admitir un pensamiento alternativo; la eternidad no implica contradicción manifiesta, y los argumentos en su favor tampoco son concluyentes. Ockham no cierra su exposición, con la afirmación de la posibilidad efectiva de un mundo eterno, sino –y aquí su aportación al problema- con la mera probabilidad del hecho, probabilidad que encuentra su fundamento último en la positiva afirmación de la omnipotencia divina.