dc.date.accessioned2022-05-20T20:45:14Z
dc.date.accessioned2022-10-19T00:41:35Z
dc.date.available2022-05-20T20:45:14Z
dc.date.available2022-10-19T00:41:35Z
dc.date.created2022-05-20T20:45:14Z
dc.date.issued2017
dc.date.issued2017
dc.identifierhttp://hdl.handle.net/10533/253907
dc.identifier1160479
dc.identifier.urihttps://repositorioslatinoamericanos.uchile.cl/handle/2250/4485059
dc.description.abstract1. La militancia ¿Hay en la deconstrucción algo así como un llamado a una militancia? ¿Qué es una “filosofía militante”? Cierto, de Adorno a Foucault, de Marx a Deleuze, pasando naturalmente por la figura emblemática de Sartre, sabemos que la filosofía ha tomado fácilmente esta apelación. Pero la cuestión es de saber si una apelación de ese tipo, con todas las implicancias etimológicas a los milites, a las milicias, a los soldados, a la guerra, al orden, pueda tener sentido para el pensamiento de Derrida. ¿Cómo entender exactamente una “militancia” para la deconstrucción? La pregunta puede parecer de partida equivocada. Por lo general, el militante no es solo aquel que se dedica a cuestiones políticas, sino aquel que las vive con pasión, como cuestiones de vida o de muerte. La militancia es en un sentido la creencia en la separación de vida y muerte, la creencia en un presente vivo, plenamente presente a sí, en el cual se juega todo, y en nombre del cual hace sentido una determinada lucha. Hay pues la presuposición de una vida “plenamente vivida” en el presente de la lucha, que se sostiene en contra de la muerte de la inactividad y la inercia de lo meramente dado y de lo heredado. Ahora bien, presentada la militancia de esa forma, es obvio que nada parece menos derridiano: tanto la presunción de una separación de vida y muerte, así como la presuposición de una presencia plena de un presente vivo, mantiene a toda forma de militancia en un contraste de fondo con todo lo que se sugiere políticamente con la deconstrucción. Y sin embargo, no estoy tan seguro de que podamos separar el gesto general del pensamiento de Derrida de una cierta praxis efectiva, de una cierta dinámica de militancia. Me atrevo a decir incluso que quizás no puede haber efectividad deconstructiva sin una conexión determinada (aunque misteriosa, profunda, indeterminada) con una praxis política concreta y con un compromiso efectivos con la acción (es tal vez el sentido de la fórmula francesa “faut le faire”, “hay que hacerlo”, que alude al mismo tiempo a un imperativo (“se debe hacer”), así como a una aspiración irrealizable: “falta mucho para haberlo hecho”, con la cual discute Derrida de Marx ya desde su curso de 1975-76 sobre Teoría y práctica1). Hay entonces en Derrida, desde muy temprano, una preocupación para pensar esta efectividad, sabiendo naturalmente que no se trata de una militancia simple, pero sí de una acción, de un mandato implícito en su gesto filosófico general. 1 Derrida, J., Théorie et pratique. Cours du 1976-1976, Paris: Galilée, 2017, p. 13 y sig..
dc.languagespa
dc.relationDerrida político
dc.relationinstname: ANID
dc.relationreponame: Repositorio Digital RI2.0
dc.rightshttp://creativecommons.org/licenses/by/3.0/cl/
dc.titleLa cesura de soberanía e incondicionalidad


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