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Imperio Kitsch: Ornamento y cultura en el cambio de milenio
Fecha
2020Registro en:
Nespolo, Maria Jimena; Imperio Kitsch: Ornamento y cultura en el cambio de milenio; Katatay; 2020; 184
978-987-46975-4-7
CONICET Digital
CONICET
Autor
Nespolo, Maria Jimena
Resumen
El presente estudio analiza la cultura argentina comprendida entre los años 1989-2015 como un periodo de crisis y de gran producción de imaginarios sociales que bregan desde la estética kitsch por postular una nueva legitimidad simbólica de las capas medias y bajas. El objetivo general del mismo es abordar las obras literarias de género, el cine, la canción popular, las producciones televisivas, los colectivos identitarios y la iconografía religiosa de cambio milenio como manifestaciones de un régimen estético que, a la vez que responde a la lógica transnacional del capitalismo tardío, encuentra en la cultura argentina de la segunda mitad del siglo XX una articulación distintiva entre política y cultura de masas. En términos de Cornelius Castoriadis (1999), concebimos al conjunto societario como un magma de significaciones simbólicas en permanente transformación y pensamos la "institución imaginaria de la sociedad" argentina de cambio de milenio en su dimensión integral y compleja. Asumiendo que "el imaginario social es una de las fuerzas reguladoras de la vida colectiva" (Baczko 1992, 28) y que no indica, solamente, la pertenencia social de los individuos sino que también define los medios inteligibles de su relación al interior de una cultura dada, el presente proyecto se propone analizar las distintas manifestaciones de este imaginario como piezas efectivas y eficaces de expansión y contrición del sujeto kitsch mass mediático. El periodo acotado de estudio responde a dos hechos capitales de la vida política argentina: 1989, el año en que asume el presidente Carlos Saúl Menem y que, adhiriendo al Consenso de Washington, aplica una serie de reformas neoliberales que tendrán amplio impacto en la clase trabajadora; y 2015, año de finalización de los gobiernos kischneristas y el ingreso de un nuevo pathos al imaginario colectivo que se evidencia en la primera marcha del colectivo Ni Una Menos en contra de la violencia de género. Los objetivos específicos e hipótesis de trabajo que guían este trabajo son los siguientes:I) Estudiar las diversas manifestaciones culturales argentinas comprendidas entre los años 1989-2010 (obras literarias de género, cine, canción popular, etc.) en tanto producciones que remiten a un imaginario que brega desde la estética kitsch por postular una nueva legitimidad simbólica de las capas medias y bajas. II) Abordar las migraciones transnacionales producidas en las décadas del 90 y 2000 como acontecimiento societarios que vienen a desenmascarar las fisuras del capitalismo, en un abanico temático que atraviesa plurales manifestaciones para anclarse en determinados tópicos recurrentes: el protagonismo del okupa, el cartonero y el inmigrante explotado en escenarios eminentemente ciudadanos, el ocio lascivo de las clases altas, el mundo de la droga como economía paralela transnacional que permite la movilidad de clases, la alianza de los pueblos/naciones a través de la conformación de parejas mixtas, etc. III) Cotejar las nuevas tecnologías de la comunicación surgidas en el período acotado y el modo en que éstas contribuyen, determinan o condicionan el maridaje entre mercancía, cultura de masas y política. IV) Distinguir las características de las figuras actanciales y la estructura de sentimiento que urden los relatos populares sobre la familia burguesa (la exaltación del amor y la maternidad, "lo cursi" y el "melodrama" en los géneros, etc.), en observancia de la progresiva transformación del rol femenino, la contracepción, el cuestionamiento del poder patriarcal, la creciente reivindicación de los derechos de las minorías sexuales y la concomitante reformulación de los patrones normativos en una nueva definición de "familia". V) Abordar figuras singulares de la canción popular, el cine y la política argentina de fin de siglo desde la lógica comunicacional hollywoodense del "star system" y su pregnancia icónica. VI) Estudiar contrastivamente el régimen estético que actualiza ficcionalmente los cultos populares argentinos (Gauchito Gil, San La Muerte, Santa Gilda, la angelología cristiana) junto a otras fuentes de análisis demográfico y antropológico, a fin de relevar la dimensión creativa y "religante" (de religare) de lo cultual-religioso de cambio de milenio. El presente ensayo aborda distintos íconos culturales del período acotado a partir de la problematización de estos ejes temáticos específicos, a fin de desmontar la red simbólica que articula la "comunidad imaginada" (Anderson 1983) argentina. Si bien desde la crítica literaria y cultural se han realizado algunos estudios parciales sobre el tema, un análisis integral como el aquí planteado, que permita analizar las distintas manifestaciones culturales de este período a partir de las estructuras iconográficas del régimen kitsch, hasta el momento no ha sido realizado. Hace pocos años Andreas Huyseen se preguntaba cómo el artista crítico podía modificar la industria cultural si el capitalismo producía "inevitablemente un mínimo de arte y un máximo de basura y kitsch" (Huyseen 2002). Así, intentaba criticar la tesis de la sumisión total del arte al mercado, luego de un siglo definido por los condicionamientos de la industria del espectáculo de masas, y con esto advertir si era posible o no la emancipación del espectador y del consumo. No obstante, en esta consideración subyace el sentido primigenio del término: En pleno quiebre modernista, el kitsch peyorativamente indicaba el gusto vulgar de una nueva y adinerada burguesía que intentaba alcanzar el estatus de las élites culturales copiando las características más evidentes de sus hábitos. Lo kitsch, entonces, era aquello considerado estéticamente pobre, de dudosa o mala factura, que desde un lugar de autenticidad podía ser denunciado. Desde el campo de la estética, prontamente se unió lo kitsch a la "falsa conciencia" que el capitalismo creaba; en términos de Adorno (1972), en la industria cultural, el arte es controlado por el mercado y consumido pasivamente por el pueblo: lo kitsch era parodia de catarsis, y también parodia de conciencia estética.Más allá de toda valorización, Abraham Moles propone considerar al kitsch como un modo peculiar de los individuos de relacionarse con las cosas: "un sistema estético de comunicación masiva" que, ante todo, "proporciona placer a la sociedad de masas" (Moles 1990). Así, la "disponibilidad con la que el hombre elige o decide respecto de un ambiente" está influida por distintas lógicas. En primer lugar, con el pretexto de cierta funcionalidad, el kitsch justificaría la necesidad de posesión manifestada a través de la acumulación; a su vez, satisface cierto "placer vinculado con lo sensual" determinado por la belleza y el enigma que se desprende de los objetos, todo imbuido de cierto aire inquietante: de la estética kitsch emana también un rasgo amenazador, el riesgo de que el sujeto sea fagocitado por esa relación aparentemente placentera y cordial que establece con y en su entorno. Un estado de alienación para quien se entrega confiado a lo efímero del consumo. Ligada al ascenso de las nuevas capas medias, las distintas teorizaciones sobre el kitsch nos permiten analizar desde una perspectiva que considero inédita las manifestaciones culturales de la Argentina de cambio de milenio más nucleares -periodo caracterizado por el crecimiento poblacional de las ciudades, una migración transnacional y periférica recidiva, una progresiva cultura de lo trash y del despojo frente a la simultánea conformación de una cultura del consumo, ligada al confort, al bienestar y a las nuevas tecnologías. Escurridizo, pues, a todo intento de definición, atractivo y "permanente como el pecado" (Moles 1990), el kitsch se embebe de sentimentalismo y se caracteriza, básicamente, por el exceso propio del "star system" (Morin 1964). Gómez de la Serna, en Ensayo sobre lo cursi, señala la existencia de dos clases de cursilería: "lo cursi deleznable y sensiblero" donde se abunda "en lo que sin abundancia está bien", se empalaga "con lo que en su sobria dulzura es noble", se convierte en "zalamería lo que en su conmovedora sobriedad sería encanto"; y lo cursi "perpetuizable y sensible o sensitivo" donde -asegura- "se puede suspirar mejor por la belleza y la pasión" (Gómez de la Serna, 1988). Con todo, es esta dimensión emotiva que la mística y la cursilería pone flagrantemente en escena lo que permite pensar los modos de imbricación y de acople entre arte de masas y política, y es una de las zonas que el presente proyecto pretende con su desarrollo iluminar. Así, enriqueciendo las teorizaciones realizadas de Ernesto Laclau (2008) en torno a la "razón populista" con las diversas formulaciones que han abordado la estética kitsch es posible estudiar el pacto cultural planteado durante este período y también observar "cómo ciertos procedimientos retóricos presentes en el discurso místico operan según lógicas que se encuentran también en la estructuración del campo político" (Laclau 2002). Según Thomas Kulka (1996), el kitsch viene a sustentar nuestros sentimientos y creencias básicas, no a perturbarlos ni a cuestionarlos. El kitsch describe objetos o temas que están fuertemente cargados con emociones convencionales; usa invariablemente los cánones representacionales más estandarizados y probados, pone en escena objetos y temas inmediatamente identificables y allí encuentra su éxito comunicacional (Baudrillard 1987, 1989). Asegura Moles (1990) que uno de los efectos que produce sobre el sujeto la ambientación kitsch es la seguridad frente a las vicisitudes del mundo exterior, "la autoafirmación" marcada por la ausencia de cuestionamiento de una forma de vida completa el sistema de sensaciones provocadas por este régimen estético y económico basado en la acumulación creadora y en la conservación del capital. Si es cierta, por tanto, la tesis del sociólogo polaco Bronislaw Baczko (1992) que postula que las mitologías nacionales modernas encuentran su elemento constitutivo en la representación de la nación y que ésta se asienta sobre ideas capaces de ser sintetizadas en imágenes que convocan en los sujetos identificaciones parciales, el presente proyecto de investigación intenta abordar ese caudal simbólico argentino que, aún en permanente transformación, performateó en el cambio de milenio comportamientos colectivos específicos. Con todo, se propone por tanto analizar de un modo inédito las distintas manifestaciones culturales de la argentina de estos años, observando el régimen kitsch que marida cultura popular y vida política, a fin de enriquecer desde la estética filosófica el pensamiento nacional vernáculo y vislumbrar nuevos modos ser en comunidad.