dc.contributorhttps://orcid.org/0000-0003-1186-435X
dc.creatorEspinosa Proa, Sergio
dc.date.accessioned2019-12-09T15:56:12Z
dc.date.available2019-12-09T15:56:12Z
dc.date.created2019-12-09T15:56:12Z
dc.date.issued2018-08
dc.identifier2007-3461
dc.identifierhttp://ricaxcan.uaz.edu.mx/jspui/handle/20.500.11845/1359
dc.identifierhttps://doi.org/10.48779/28zk-6x33
dc.description.abstractAl parecer el método llegó para quedarse. Hay método porque hay ciencia, y hay ciencia porque hay método. Así que hablar de uno es hablar de la otra y dudar de una es dudar de lo otro. Cómo ¿sólo hay método cuando aparece la ciencia? ¿No lo inventaron los Griegos en una época en la que es evidente que no existía la ciencia? Es evidente que no existía como hoy la conocemos, el método y la ciencia nacen juntos obvio que con sus notables diferencias.
dc.languagespa
dc.publisherUniversidad Autónoma de Zacatecas
dc.relationgeneralPublic
dc.rightshttp://creativecommons.org/licenses/by-nc-sa/3.0/us/
dc.rightsAtribución-NoComercial-CompartirIgual 3.0 Estados Unidos de América
dc.sourceContexto odontológico, Vol. 8, No 16, agosto 2018
dc.titleEl método según Feyerabed
dc.typeinfo:eu-repo/semantics/article


Este ítem pertenece a la siguiente institución