Legitimidad jurídica del modelo de monocultivo en Colombia: Un modelo que calienta el planeta y mercantiliza al campesino
Registro en:
instname:Universidad Libre
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Autor
Medina Sánchez, Angélica María
Institución
Resumen
El monocultivo de soja transgénica en Sur América, un desierto verde de 54 millones de hectáreas utiliza anualmente 550 millones de litros de glifosato y causa la deforestación de 500 mil hectáreas cada año; en particular en Argentina con la expansión de este cultivo se expulsaron 200 mil trabajadores rurales, en solo 7 años se deforestaron 2.107.208 hectáreas de bosque, se duplico la tasa de cáncer, se utilizan 42.500 millones de metros cúbicos de agua al año, el 3% de los agricultores controlan el 50% de la producción, se emplean 256 millones de litros de glifosato en promedio al año y el 44% de sus emisiones de GEI proviene del sistema agrícola (GRAIN, 2017a).
Esto no siempre fue así, el surgimiento de la agricultura es probablemente el proceso más revolucionario en la historia, cambió la forma en la que se alimenta y vive la humanidad, transformó los territorios, se seleccionaron, recolectaron y guardaron las semillas y se crearon los sistemas de riego; todo gracias a la obra colectiva de saberes de las comunidades que bajo la observación y la experimentación construyeron sistemas de producción que alimentaban a las familias; hoy este proceso continúa, los campesinos siguen cuidando, cruzando, seleccionando y mejorando sus cultivos. El desarrollo de la agricultura promovió y aumentó la diversidad porque se crearon diferentes variedades de cultivos, el que cada pueblo tuviera su forma de pensar, comer y trabajar posibilitó el florecimiento de las semillas diversas porque cada cual fue libre de adoptar su experiencia con base en sus necesidades y de tener sus propios colores, sabores, aromas y formas de conservación; es por esto que las semillas se han pensado como el patrimonio cultural e histórico de los pueblos campesinos que está al servicio de la humanidad (La Vía Campesina, 2018).
Hoy, el intercambio de semillas ha sido coartado, despreciado y criminalizado por la industrialización que expande los monocultivos y que privatiza las semillas para despojar a los campesinos de sus saberes y prácticas tradiciona tradicionales. La agricultura moderna que promueve el monocultivo es el avance del capital sobre el campo que convirtió la capacidad de los pueblos de entretejer sus modos de vida alrededor de la producción de alimentos, en una dependencia hacia los insumos y semillas del mercado. Con este modelo los alimentos fundamentales para los pueblos fueron agredidos por ser improductivos y sustituidos por un sistema uniforme de producción que deterioró la diversidad de los alimentos (La Vía Campesina, 2018).
Sin embargo, el modelo de monocultivo no fue posible únicamente por la liberalidad de las empresas de imponer un modelo productivo, requirieron de un discurso de seguridad alimentaria y de mitigación del cambio climático que fundamentara la tendencia de los sistemas jurídicos hacia la promoción de cultivos que demandaba el mercado global. Así, esta monografía pretende exponer cómo el sistema jurídico en Colombia, manipulado por los intereses económicos de las grandes empresas agrícolas ha naturalizado la priorización de materias primas muchas con usos flexibles para la producción a gran escala de biocombustibles o cereales con beneficios tributarios, accesibilidad de inmuebles de la Nación y mano de obra barata.
Este estudio permitirá entender porque las normas jurídicas en Colombia no mencionan el término monocultivo, pero si lo promueven como una política de Gobierno que garantizará el desarrollo y la competitividad en las zonas rurales del país. Además, permitirá articular el desarrollo histórico-jurídico que apunta a la implementación de este modelo, con los efectos ambientales, sociales y culturales que se han generado en los territorios en donde se puede ubicar esta práctica. Todo esto soportado en la experiencia de doce profesionales que desde sus posturas institucionales permitieron darle un alcance autentico del monocultivo en Colombia.
El título de esta monografía hace referencia al estudio realizado por La Vía campesina y GRAIN que afirma que la agroindustria produce cerca de la mitad de las emisiones de GEI que contribuyen a la crisis climática de la Tierra; y que para “enfriar el planeta” es necesario que se regenere la materia orgánica del suelo a través de prácticas tradicionales que promuevan modelos de producción agroecológicos en tierras en donde los campesinos produzcan de forma local y reduzcan el kilometraje que recorren los alimentos (La Vía Campesina & GRAIN, 2014).