dc.contributorDAUBETERRE BUZNEGO, MARIA EUGENIA; 20399
dc.creatorFLORES ALVAREZ, JEAQUELINE; 701660
dc.creatorFlores Alvarez, Jeaqueline
dc.date.accessioned2019-05-09T19:08:15Z
dc.date.accessioned2022-09-26T13:39:06Z
dc.date.available2019-05-09T19:08:15Z
dc.date.available2022-09-26T13:39:06Z
dc.date.created2019-05-09T19:08:15Z
dc.date.issued2018-01
dc.identifierhttps://hdl.handle.net/20.500.12371/663
dc.identifier.urihttp://repositorioslatinoamericanos.uchile.cl/handle/2250/3548729
dc.description.abstractEn 2008, como estudiante de la Licenciatura en Antropología Cultural en la Universidad de las Américas Puebla decidí realizar mi tesis acerca las masculinidades y la migración en Chalchihuites, Zacatecas; un trabajo de corte culturalista enfocado en varones de entre 15 a 25 años de edad. Es así que, buscando dar forma y contenido a mi tesis de licenciatura, llegué al municipio de Chalchihuites en julio de 2008. Al iniciar el trabajo de campo para emprender mi primera aproximación a las masculinidades, aún tenía dudas acerca de cómo abordar las entrevistas con varones. Me preguntaba hasta qué punto ellos estarían dispuestos a hablar conmigo. Sentí que necesitaba tiempo para tomar confianza y dar ese gran salto que me llevaría de charlas triviales, al tema que me atañía: las identidades masculinas. Durante este período de vacilación comencé a entrevistar a varones de diferentes edades. El panorama era amplio y variado. Historias matizadas por una trayectoria de vida particular y las demandas propias del entorno. Poco a poco, mi confianza incrementaba y la lluvia de ideas también. Quería abarcarlo todo. Cada varón, cada generación; todos tenían algo que aportar al análisis de las masculinidades y la migración. Apenas comenzaba el trabajo de campo de aquel primer intento por estudiar a los hombres como sujetos de género y ya pensaba en algo más. Otros grupos, otras generaciones. El territorio me parecía por demás fructífero e interesante. Como antropóloga primeriza pensaba en todo, menos en la importancia de acotar, delimitar y clarificar los temas de estudio. Pese a la violencia que predominaba en la región en aquellos años (2008-2010), mi curiosidad y el encantamiento de un noviazgo que sostuve con José, un “norteño” de Chalchihuites, así como la cercanía con mi familia, que en aquel entonces residía en el municipio, me ataban a ese lugar. La estancia de dos años en el municipio me permitió advertir la profundidad de las redes de migración y establecer conexiones con varones migrantes de diferentes generaciones. Entre los varones de mayor edad (70-90 años) aparecían mineros y migrantes, ex braceros que me hablaban de otra época, otro Chalchihuites, otra migración, otro trabajo, otra economía. En este ir y venir, tuve contacto con Jesús, un ex bracero de 78 años de edad que visitaba el municipio periódicamente durante las vacaciones, con quien 2 sostenía charlas esporádicas. Oriundo de la ranchería del Ojo del Toro, Chalchihuites, Jesús vivió la mayor parte de su vida en Estados Unidos. Luego de jubilarse, compró una casa en la cabecera municipal de Chalchihuites, la cual habitaba por períodos cortos de tiempo, a veces en compañía de su esposa, otras veces solo. En una de sus visitas al pueblo, Jesús sufrió una embolia cerebral. Luego de esto, según las versiones de sus familiares, Jesús se recuperó favorablemente, pero por cuestiones de salud, ya no le permitieron regresar a México. Finalmente, este hecho desventurado, aunado a la defunción de otro de los ex braceros que conocí, me llevó a reflexionar acerca de la importancia de rescatar a tiempo los testimonios de los ex braceros que aún viven. Por tal razón, con el fin de ingresar a la Maestría propuse como tema de investigación nuevamente las masculinidades y la migración. Una vez que aceptaron mi proyecto, volví a Chalchihuites en julio del 2015. El municipio ya no era el mismo y yo tampoco. El enfoque del feminismo marxista comenzaba a dotarme de nuevas herramientas, nuevos ojos. En esta ocasión hablé con Ramón, otro ex bracero de 74 años de edad, un comerciante de la cabecera municipal, quien luego de platicarle mi intención de acercarme a los ex braceros, no cesaba de animarme con respecto a la posibilidad de ayudarme a contactar con algunos de sus compañeros. “Si, ¿cómo no?, ¿cuántos quiere que le junte? Usté nomás dígame. ¿Para cuándo los quiere?”.
dc.languagespa
dc.publisherBenemérita Universidad Autónoma de Puebla
dc.rightshttp://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/4
dc.rightsopenAccess
dc.title“Nos fuimos a la bracereada con la esperanza de ganar un centavo más”. Masculinidades, movilidad laboral y experiencia de clase en un pueblo minero zacatecano.
dc.typeTesis


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