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Víctimas del conflicto armado colombiano: vida y memoria vereda El Salto, municipio de El Santuario, Antioquia
Fecha
2020-02-12Autor
Rojas Pérez, Beatriz Elena
Institución
Resumen
The present study, in a politically sensitive manner, narrates and interprets the related facts with the armed conflict between 1998 and 2001, on the sidewalk El Salto, of the municipality of El santuario , located in the subregion of the Near East Antioquia. This territory went to be object of dispute between armed actors, because of their strategic role as a doorway to the corridor transit connecting the region to the North-East and the Magdalena Medio. In the area, the guerrilla and paramilitaries, in addition to making an armed presence, regulated trafficking in narcotic drugs, generated pressure on the reservoirs and extended their presence and instigation on the Medellín-Bogotá motorway, the circulation channel of all economic activity between this important region and the center of the country. Likewise, this subregion has been a high potential of agricultural, tourist and industrial production activities, being the epicenter for air traffic, hosted at José Maria Cordova Airport. The Oriente is one of the areas of the country where the conflict has been heightened and where the systematic violence of the armed actors was concentrated, Massacres, threats, forced displacement, targeted killings and illegal retains along with the incursions to urban helmets, the Operation of each other By. Long periods of time, the population of the area suffered the scourge of war, not counting with the presence of the State, beyond military interventions that increased zozobrae of peasants and locals in a countless municipalities, corrections and sidewalks. While the interest in a political study is to address reality social and political analysis, recognition of the situation in question is imperative for comprehensive political analysis by civil society, called by analysts from the time that this study “population” is dealing with civil”, to designate communities of citizens who were not involved in the conflict, but they were his victims. In this spectrum of the study, emphasis was placed and an initial question was chosen: is it? factable to understand, through historical memory, the status of victims of the armed conflicts of citizens who developed their daily lives on a sidewalk? There are many research of high academic value that study fenomenon of the Oriente region, from descriptive, explanatory and interpretative; but there is still a great deal of need for such a discussion as the one proposed in this research: resort to victims of a small village and to know a voice alive; and appealing to historical memory, the experiences experienced by those citizens are not represented in the hegemonic versions of the State. Citizens who were doubly victimized: by the State itself, through the National Army, and by guerrilla and/or the paramilitars. The study also seeks to recognize what effects it has brought to the attention of the Commission these citizens' lives were initially displaced and then uprooted, carrying in his living the imprint of tragedy, after two decades for me, as the author of this study, it was a re-created challenge, in passages. Narratives, my status as a resident of El Salto, when I was a minor i was involved in the war games where I lived and my family environment, and then, When i joined displaced victims. Today, as a student of the master's in Political Studies, I assume the imperative task, as a social communicator and journalist, to give society a testimony from my memories and life history as a victim, seeking to provide it cristalisation of a society that creates and works for peace and reconciliation in times of post-agreements the families of El Salto lived the conflict, seeing how overnight they were violated by force of each of the boots, rifles and authoritarian speeches of the armed actors, who rotated them as “facilitators” of the enemy, without giving space to the narration of the ununderstandable: a forced invasion of their lives and their fields, to their estates and their “animals”. After suffering from the pain of deaths from relatives and friends of a lifetime, they had to run away, abandon their properties and, in this way, their peasant life, due to violent and systematic actions that broke the different armies. The terror caused by the locals and the forced movement of families led to uproot that, with time passing, it was a part of their life . No chance to chose, they had to move to another kind of life, the inhospite, modern, and other that they had to fit. In their capacity as victims of the conflict, they only had the memory resource as a mechanism of resistance, non-acceptance, living in melancholy and longing for the place where they were violently expelled. finally, over the years, they aspire to the non-repetition of war and violence from the Colombian armed conflict. El presente estudio, de orden politológico, narra e interpreta los hechos relacionados con el conflicto armado ocurridos entre 1998 y 2001, en la vereda El Salto, del municipio de El Santuario, ubicado en la subregión del Oriente cercano antioqueño. Este territorio fue objeto de disputa entre los actores armados, por su papel estratégico como puerta al corredor de tránsito que conectaba la región con el Nordeste y el Magdalena Medio. En la zona, la guerrilla y los paramilitares, además de hacer presencia armada, regulaban el tráfico de estupefacientes, generaban presión sobre los embalses y extendían su presencia e instigación sobre la autopista Medellín-Bogotá, canal de circulación de toda la actividad económica entre esta importante región y el centro de país. Igualmente, esta subregión ha contado con un alto potencial de actividades agropecuarias, turísticas y de producción industrial, siendo epicentro de tráfico aéreo, por alojar el Aeropuerto José María Córdova.
El Oriente antioqueño es una de las zonas del país donde el conflicto ha sido álgido y donde se concentró la violencia sistemática de parte de los actores armados, siendo las masacres, las amenazas, los desplazamientos forzados, los asesinatos selectivos y los retenes ilegales, junto con las incursiones a cascos urbanos, el modus operandi de unos y otros. Por largos periodos de tiempo, la población de la zona sufrió el flagelo de la guerra, sin contar con la presencia del Estado, más allá de intervenciones militares que aumentaban la zozobra de campesinos y lugareños de un sinnúmero de municipios, corregimientos y veredas.
Si bien el interés en el marco de un estudio de orden político es abordar la realidad social y política, para el análisis político integral es imperativo reconocer la situación vivida por la sociedad civil, llamada por los analistas de la época que aborda este estudio “población civil”, para designar a las comunidades de ciudadanos que no hacían parte del conflicto, pero eran sus víctimas.
En este espectro del estudio, se hizo énfasis y se optó por una pregunta inicial: ¿es factible comprender, a través de la memoria histórica, la condición de víctimas del conflicto armado de ciudadanos que desarrollaron su vida cotidiana en una vereda? Pues existen un sinnúmero de investigaciones de gran valor académico que estudian el fenómeno de la región del Oriente antioqueño, desde lo descriptivo, explicativo e interpretativo; pero aún hacen mucha falta abordajes como el que se propone en esta investigación: recurrir a las víctimas de un pequeño poblado y conocer de viva voz, y apelando a la memoria histórica, las experiencias vividas por aquellos ciudadanos no representados en las versiones hegemónicas del Estado. Ciudadanos que fueron doblemente victimizados: por el propio Estado, a través del Ejército Nacional, y por la guerrilla y/o los paramilitares. Este estudio tiene, además, la pretensión de reconocer qué efectos trajo para la vida de estos ciudadanos haber sido inicialmente desplazados y luego desarraigados, llevando en su vivir la impronta de la tragedia, luego de dos décadas.
Para mí, como autora de este estudio, se constituyó en un reto re-crear, en pasajes narrativos, mi condición de habitante de la vereda El Salto, cuando era una menor de edad envuelta en los juegos de guerra en que vivía mi entorno familiar; y cuando, luego, me sumé a las víctimas desplazadas. Hoy, como estudiante de la maestría en Estudios Políticos, asumo la imperiosa tarea, como comunicadora social y periodista, de entregar a la sociedad un testimonio desde la memoria y la historia de vida como víctima, procurando aportar a la cristalización de una sociedad que crea y trabaje por la paz y la reconciliación en tiempos de los pos-acuerdos.
Las familias de El Salto vivieron el conflicto, viendo cómo de la noche a la mañana fueron violentadas por la fuerza de las botas, los fusiles y el discurso autoritario de cada uno de los actores armados, quienes los rotularon como “facilitadores” del enemigo, sin dar espacio a la narración de lo no comprensible: una invasión forzada a sus vidas y a sus campos, a sus fincas y a sus “animalitos”. Luego de padecer los vejámenes y el dolor de las muertes de familiares y amigos de la vereda de toda una vida, tuvieron que huir, abandonar sus propiedades y, con ello, su vida campesina, debido a las acciones violentas y sistemáticas que infringieron los diferentes ejércitos.
El terror provocado en los lugareños y el obligado desplazamiento de las familias llevó al desarraigo que, con el transcurrir del tiempo, se configuró en sus vidas. Sin oportunidad de elegir, tuvieron que transitar a otro tipo de vida, a la inhóspita urbe, moderna y ajena, a la que tuvieron que adecuarse. En su condición de víctimas del conflicto, solo les quedó el recurso de la memoria como mecanismo de resistencia, de no aceptación, viviendo en melancolía y añoranza del lugar de donde fueron expulsados de manera violenta. Finalmente, con el transcurrir de los años, aspiran a la no repetición de los hechos de guerra y violencia del conflicto armado colombiano.