dc.description.abstract | Esta investigación parte por reconocer que las calles y aceras de una ciudad son un espacio vivo y dinámico, en donde es posible ver operando el fenómeno de lo social en todo su esplendor (Jacobs, 2011: Delgado, 2007). Se trata de un espacio donde acontecen múltiples intercambios sociales – entre individuos, entre individuos y el espacio y también entre individuos y las instituciones –y en el cual también se producen diferentes formas de experiencias sociales. En las calles se dan encuentros cotidianos, constantes y directos. En las calles de una ciudad se pone en juego funciones de desplazamiento y movilidad cotidiana, en donde participan los diferentes miembros de una sociedad urbana. Se trata de una esfera de la vida social que se caracteriza por ser un espacio común y compartido entre los miembros de una sociedad (Henaff, 2016). Por tanto, no se trata de un estudio sobre las calles que considera como objeto de estudio a los sujetos en condición de calle, sino que por el contrario y siguiendo una investigación realizada con anterioridad (Araujo, 2016), este trabajo se basa en una concepción de la calle donde se pone el interés en las interacciones comunes y ordinarias, y en las experiencias que de allí devienen para los individuos que hacen uso de ella. Es decir, las calles como un espacio social itinerante, un no-lugar en palabras de Auge (2004), espacios de ir y venir - donde estuve antes de estar aquí y por donde pasaré antes de mi siguiente destino-, es decir, espacios móviles de tránsito, pero a la vez, flujos organizados e identificables, ordenados. | |