dc.creatorVargas Cancino, Hilda Carmen
dc.date2018-03-13T00:46:16Z
dc.date2018-03-13T00:46:16Z
dc.date2018-01
dc.date.accessioned2019-05-28T21:49:56Z
dc.date.available2019-05-28T21:49:56Z
dc.identifier978-607-97602-8-1
dc.identifierhttp://hdl.handle.net/20.500.11799/79876
dc.identifier.urihttp://repositorioslatinoamericanos.uchile.cl/handle/2250/2907110
dc.descriptionProducto de un proyecto de investigación que continua vigente.
dc.descriptionLa vida invita a bailar con aquello que está vivo, su latido auténtico está en la Naturaleza, difícilmente alguien pasa un fin de semana, unas vacaciones, una mañana o una hora, por muy insensible que sea, sin terminar por reconocer la paz que esta aporta. Sin embargo, en el ritmo de vida occidental, son pocas las personas que pueden y quieren defender ese espacio y ese tiempo para disfrutarlo en un bosque, en el mar, en unas cataratas, o en un pueblo mágico. Lo que se identifica con mayor facilidad, es la presencia de gran número de personas en los almacenes y centros comerciales, restaurantes de comida rápida, o antros; sin embargo, el nivel de interacción entre ellas es bajo porque su atención es dominada por los teléfonos celulares, a los que le conceden un alto poder hipnotizante, que se apodera de las emociones, pensamientos y palabras de quienes los portan. La cuestión no es la crítica a ciudades fantasmas, habitadas por seres casi en calidad de títeres, cuyo control de los hilos se lo han cedido a la tecnología. El problema es que esta desconexión de la Naturaleza ha gestado un elevado antropocentrismo, una inconsciencia en el consumo hasta llevar a la gente al hiperconsumo de lo superfluo, y con ello a un alto nivel de depredación de la Tierra, los occidentales se han llevado tras los pies, los bienes naturales de los no occidentales, y en general, de las plantas y los animales no humanos. Cada vez más comunidades indígenas y grupos vulnerables, han sido desplazados de su hábitat, por los gigantes del mercado y la industria que requieren expandirse. Para ese proyecto insaciable, injusto, depredador, y manipulador, las comunidades empobrecidas son de nuevo, las más afectadas junto con los ecosistemas de las zonas donde un nuevo supermercado aparece, un nuevo hotel, “desarrollos turísticos” o maquiladoras en general. Y todo ello planea ser vendido a través de la publicidad que le llega a la humanidad occidental y occidentalizada, a través de “mandatos” en el pequeño celular que la persona carga y mira todo el día, los mensajes son abrumadores: manipulan las decisiones de la comida, vestimenta, entretenimiento, etc. Desde ese panorama retador ¿es posible crear una nueva conciencia que logre la práctica de un consumo ético no antropocéntrico? Se tiene la firme creencia que sí es posible, que cada vez se suman más a este proyecto de vida. La grata noticia, es qué hay mucha gente joven más sensibilizada que muchas de las personas adultas. Las universidades tienen el compromiso social de atender las necesidades más acuciantes de la colectividad, a través de la docencia y la investigación. En esta publicación se presenta un análisis teó- rico sobre consumo desde diversas posturas éticas complementarias entre sí: la ecología profunda, la noviolencia gandhiana, así como el comercio justo desde la economía social y solidaria. La estructura del libro, aunque puede ser leído cada capítulo de manera independiente, se recomienda hacer su lectura desde el principio, de manera secuencial, debido a que las temáticas últimas, están basadas en argumentos que aparecen en los primeros capítulos. En el primer apartado se presentan los principios más representativos de la Ecología Profunda, fundada por el noruego ambientalista Arne Naess, se incluyen autores actuales que están recuperando sus propuestas como es el caso de Adrián Villaseñor, se integra otro apartado donde se habla de las sabidurías ancestrales y de su prácticas de interconexión con la Naturaleza. En el segundo capítulo se aborda la ética gandhiana, los vínculos con la Ecología Profunda, y el desglose de las estructuras éticas que la integran, iniciando con el análisis de los dos términos más afines con los que se le conoce a esta filosofía: ahimsa y satyagraha, se continúa en el mismo capítulo con lo que se considera el corazón de la ética gandhiana: el autogobierno, la autorregulación/ autosostenibilidad y la vida en cooperación: Swaraj, Swadeshi y Sarvodaya, respectivamente, términos complementarios, que representan un reto, desde su definición, y un mayor desafío llegar a hacer realidad su práctica. De hacerlo posible, se lograría: el consumo frugal, el respeto a la Naturaleza y la justicia social. En el capítulo tres, se trabajan los fundamentos teóricos del consumo ético, responsable y solidario. Se aborda de manera complementaria el comercio justo así como sus abusos y sus aportes, y cómo este se encuentra inserto en la Economía Social y Solidaria. Asimismo se revisan diversas acepciones que tienen que ver con esa economía, como lo es la Economía del Bien Común de Folber, la economía popular y la economía solidaria de la red REAS. Hay un cuarto capítulo que inicia con los antecedentes universitarios sobre acciones dirigidas a crear conciencia en el consumo, se continúa con la presen- tación de algunas propuestas para cómo llevar a cabo la educación en consumo ético, donde se proponen estrategias didácticas que contemplen: el trabajo extra aula y actividades que propicien un vínculo con la Naturaleza; otras que se dirijan al interior de las personas, incluyendo el desarrolló del área emocional y espiritual, como una herramienta necesaria para reconectar con la Naturaleza, se asume que en ese nivel de conciencia el consumo se limitaría a lo indispensable. Se revisan otras estrategias didácticas, algunas abordan la parte cognitiva, otras trabajan las actividades de contención, o acciones no-violentas o el llamado activismo ecosocial, como parte fundamental de una formación ética en el consumo. La última estrategia defiende la búsqueda de vínculos tanto en instancias académicas como gubernamentales, para la creación de espacios, en donde proveedores de los mercados de comercio justo puedan ofrecer su productos, en virtud de que se defiende la idea de que el consumo ético va a la par con el mercado de comercio justo, no se pueden separar, ambos son un binomio que se sostienen. Finalmente en el cierre se integra un apartado de reflexiones, que sintetiza las principales ideas compartidas en esta publicación. Asimismo se incorpora un apéndice escrito por Angélica Hernández, directora de un grupo agroecoló- gico que siembra, procesa y comercializa frambuesa, arándano azul, zarzamora, hierbas aromáticas y miel, en la primera parte, la autora describe las características educativas, agroecológicas y de conservación de su proyecto, en la segunda parte, ella se enfoca en describir los beneficios de las abejas y de su miel en los cultivos agroecológicos y la comunidad de vida. Parti- cularmente se destaca de esta organización, la apertura que tiene al recibir grupos académicos para mostrar: que el cultivo sin pesticidas y agroquímicos, que la defensa de áreas de reserva, que la recuperación de especies en peligro de extinción y que el respeto a la Naturaleza, son posibles y se están realizando. Se invita al lector a caminar juntos con la autora, en este recorrido por la ética no-violenta, solidaria y profunda, como una herramienta de aprendizaje que pueda hacer contribuciones para una vida con un enfoque ecocéntrico, más sostenible para todas las manifestaciones de vida en el planeta.
dc.languagespa
dc.publisherTorres Asociados
dc.rightsembargoedAccess
dc.rightshttps://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/4.0/
dc.rightsembargoedAccess
dc.rightshttps://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/4.0/
dc.subjectConsumo ético
dc.subjectConsumo responsable
dc.subjectNo-violencia
dc.subjectEcología profunda
dc.titleConsumo ético y socialmente solidario Una propuesta no-violenta desde la mirada de la Ecología Profunda
dc.typeLibros


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