Tesis
Conversaciones con maestros del cine
Autor
Garratt Viñes, Carlos
Institución
Resumen
Hace 50 años la Nueva Ola del cine francés nos trajo acompañada a su innegable aporte de producción fílmica -gracias a los innovadores trabajos cinematográficos de Jean Luc Godard, Francois Truffaut, Eric Rohmer, etc.,-una idea de contrabando: el cine de autor como uno de sus pilares más básicos para entender y apreciar las películas. Las buenas, las de calidad, las que tienen algo más que ofrecer aparte de la misma y rutinaria maquinaria de hacer dinero en la taquilla.
Esta revolucionaria idea, nacida en el seno de la revista francesa Cahiers du Cinéma, cantera intelectual de la Nueva Ola (muchos de sus directores comenzaron como críticos de cine en sus páginas), y que considera al director como el verdadero autor de una película, ha tenido una credibilidad y aceptación con sus altos y bajos a lo largo de los años que vendrían después de 1959. A partir de ese año, uno de los fundadores de la publicación parisina, el crítico de cine y teórico André Bazin, literalmente ayudó a cambiar el modo en que se estaba comprendiendo, por parte de la prensa especializada y el público cinéfilo, el quehacer fílmico al poner justamente el acento en que toda película debería representar una visión personal del director, basado en sus creencias espirituales y en algo que Bazin denominó “personalismo”.
Las ideas de este teórico, quien tempranamente murió a los 40 años y para quien cada toma podía ser una visión de Dios, influenció claramente a su protegido, Francois Truffaut, en cuyo artículo “Una cierta tendencia del cine francés”, publicado en Cahiers du Cinéma, acusó a un sector del cine de su país, a sus directores (Claude Autant-Lara, Yves Allégret) y guionistas de ser “burgueses que hacen cine burgués para burgueses”.
Truffaut y compañía, desde la vereda de la realización, pronto probaron las ideas teóricas publicadas gracias a los progresos técnicos de fines de los años 50 (películas sensibles, cámaras livianas) y es así como junto a sus amigos/colegas Claude Chabrol, Jean-Luc Godard, Alain Resnais, Eric Rohmer y Jacques Rivette revitalizaron el cine rodando fuera de los estudios, en decorados naturales, con equipos reducidos y sin estrellas y con la idea de que el realismo se apoderara de las cintas, versus la tradicional y rígida forma de operar del “cinema de qualité”.
Además, desde Cahiers du Cinéma se comenzaron a valorar directores de Hollywood como el inglés Alfred Hitchcock o Howard Hawks y a instalarlos en la categoría de artistas superiores y no de meros artesanos, analizando sus obras, toma por toma, cuadro a cuadro y con acuciosas entrevistas como la que le hizo el propio Truffaut al director de “Psicosis” en el libro “El cine según Hitchcock”.