dc.description.abstract | El plano pivotante posterior ha generado controversias a lo largo de los años en
relación a su mecanismo de acción. Desde un punto de vista biomecánico,
teóricamente, la mandíbula se comporta como una palanca clase III durante el
cierre mandibular, donde el vector resultante de las fuerzas de cierre mandibular
se encontraría a nivel del primer molar (Guichet N., 1977). Al existir un tope molar,
ubicado posteriormente a la resultante de las fuerzas musculares, a nivel del
segundo molar, se produciría una palanca de primera clase (Mansour R., 1975),
produciéndose un descenso del cóndilo mandibular y con esto una descompresión
de los tejidos intra-articulares (Kilpatrick S., 1991; Stiesch-Scholz M., 2005;
Klasser G., 2009). En el año 2008, Montini realiza un estudio donde evalúa la
posición condilar frente a la colocación de un plano pivotante posterior en apriete
máximo voluntario, obteniendo como resultado un descenso condilar en el 88% de
los casos, siendo éste mayor en individuos braquifaciales con respecto a
dólicofaciales.
Este estudio evaluó la posición condilar frente a la colocación de un plano
pivotante posterior en contacto oclusal suave, en 32 individuos sanos sin
Trastornos Temporomandibulares, agrupados según biotipo facial determinado por
el coeficiente VERT. Para evaluar la posición condilar se utilizó la técnica
transcraneal oblicua de Schüller modificada por Farrar, individualizada con una
técnica submento-vértex. Para el análisis estadístico de la información obtenida se
utilizó t Student, ANOVA, chi cuadrado y test de proporciones, considerándose un
nivel de significancia de 95% y un p ≤ 0,05.
Como resultados se obtuvo un descenso condilar puro o con componente
anteroposterior en el 98,44% de los casos, produciéndose un aumento del espacio
articular superior de 1,21mm. No se encontraron diferencias estadísticamente
significativas al comparar la magnitud de los espacios articulares entre biotipos
faciales (p>0,05). | |