dc.description.abstract | No hay interés por la verdad. Se vive al ritmo de los sentimientos que, como sabemos bien, son muy cambiantes. Esto hace que el diálogo de la Iglesia con el mundo, hoy día, sea muy difícil y a veces parezca diálogo de sordos. No se dialoga a partir del
mismo presupuesto. El diálogo de Jesús con Pilato tampoco pudo prosperar. Después de la respuesta escéptica del Procurador
romano, Jesús calló. Pilato no era “de la verdad".Todo esto no constituye un progreso en "humanidad". Lo que se ha avanzado en dos mil años de cristianismo está amenazado, y la causa profunda, como lo ha percibido tan bien el Papa Juan Pablo II, está en la separación de la razón y la fe. El racionalismo pensó que, afirmando la autonomía de la razón, el hombre acrecentaría su dignidad y su libertad, y va sucediendo lo contrario. Se va produciendo un desinterés por la razón; y el hombre va quedando sometido a los sentidos y a los sentimientos, y pierde en humanidad. Es que la razón es para la verdad. Y si se le cierra el
camino a la verdad más alta, que es Dios, el ejercicio de la razón termina por perder interés. Se agota en un juego vano que lleva a preguntarse: ”¿Qué es la verdad?” Y la consecuencia práctica de ese escepticismo que todo lo relativiza es la muerte impune del débil que queda sin defensa. | |