dc.creatorMoreno Valencia, Fernando
dc.date.accessioned2018-05-18T20:38:37Z
dc.date.accessioned2018-07-27T15:14:45Z
dc.date.available2018-05-18T20:38:37Z
dc.date.available2018-07-27T15:14:45Z
dc.date.created2018-05-18T20:38:37Z
dc.date.issued2002
dc.identifierRevista Católica Internacional Communio de Lengua Hispana para América Latina N° 7 2002 pp: 15 - 26
dc.identifier07174799
dc.identifierhttp://repositorio.ugm.cl/handle/12345/1045
dc.identifier.urihttp://repositorioslatinoamericanos.uchile.cl/handle/2250/1665775
dc.description.abstractEl personalismo supone una dimensión antropológica, y una dimensión ética. En otros términos, la raíz antropológica del personalismo (la persona humana) se proyecta en exigencias éticas en relación a las cuales aquella raíz es principio, fuente, fin y norma. El término y la noción de persona, siendo de origen romano, adquiere su completo desarrollo doctrinal en el ámbito cristiano. No, sin embargo, sin asumir los profundos descubrimientos y enseñanzas provenientes de la Antigüedad griega, muy sobre todo de la filosofía de Aristóteles. De ahí que se pueda afirmar que la noción de persona humana definida por Boecio como una substancia individual de naturaleza racional supone la convergencia de la definición aristotélica del hombre como animal racional, y el dato bíblico que nos revela la imagen de Dios en el hombre creado por Dios a su imagen y semejanza. Esta convergencia, permite comprender el juicio magisterial de Juan Pablo II, que afirma que es por ser imagen de Dios que el hombre es persona. Entre los siglos sexto y quinto antes del inicio de la era cristiana, el filósofo y moralista chino Confucio (551 - 479), asumiendo la experiencia, la enseñanza y aun la sabiduría ya entonces milenarias, testimonió de la natural importancia de la familia en relación a su doble carácter social (y político) y educacional. Para gobernar deliberadamente un reino dice Confucio es necesario dedicarse primero a establecer la familia en el ordenamiento que le conviene. Esto supuesto, una familia que responda a las exigencias de lo humano y practique el amor, bastará para engendrar en la nación estas mismas virtudes. En el mismo espíritu, Mencio, afirmará después (siglos IV y III a.C.) que la base del imperio está en el reino; la del reino está en la familia; y la de la familia en la persona.
dc.languagees
dc.publisherUniversidad Gabriela MIstral
dc.subjectPersonalismo (Filosofía)
dc.subjectFamilia Aspectos sociales
dc.titleFamilia y personalismo
dc.typeArtículos de revistas


Este ítem pertenece a la siguiente institución