Tesis Doctorado
Entre la casa y la ciudad la representación de la experiencia del sujeto femenino en los espaciós público y privado en novelas de mujeres latinoamericanas de la primera mitad del siglo xx
Autor
Rojo de la Rosa, Grinor
Universidad de Chile
Institución
Resumen
En cierta oportunidad, en una reunión social, un crítico se acercó a la escritora venezolana Teresa de la Parra para comentarle que su novela, Jfigenia, estaba llena de "feminidades". Ante tal opinión la autora sintió la necesidad inicial de agradecer el "elogio", pero luego advirtió que su interlocutor no estaba precisamente emitiendo un juicio favorable 1 • En efecto, con el concepto de "feminidades" el crítico no hacía sino aludir a supuestas liviandades presentes en la novela, asumiendo con ello una perspectiva ya instalada en relación a la literatura de mujeres según la cual ésta no se caracterizaba por desarrollar temas de interés público, sino asuntos de menor trascendencia vinculados a la # vida afectiva y hogareña de las escritoras. Así, en Jfigenia, al igual que en toda la literatura de mujeres, los embrollos domésticos, los enredos familiares, las confusiones amorosas, las divagaciones sobre frivolidades diversas como la moda y las fiestas parecían constituir los puntos neurálgicos en los que descansaban las fábulas. De este modo, las "feminidades" de la novela de Teresa de la Parra revelaban su escritura como una suerte de proyección de su propia condición genérica sexual. De acuerdo a esta visión, la mujer inmersa en el espacio privado, inhabilitada por naturaleza para posicionarse en lo público, reproducía en sus ficciones ese ámbito cerrado al escrutinio social y que en la fábula se expresaba en el predominio de escenas de salones, cuartos personales y patios interiores. Los debates "mayores" sobre la modernización nacional, la constitución de los Estados, la organización y la participación ciudadana no tenían lugar en medio de imágenes que nos remitían a insulsos jugueteos amorosos, rutinarias tareas hogareñas y desaguisados familiares irrelevantes. Asimismo, la ciudad, como centro de las acciones colectivas de carácter político y cultural, desaparecía de las ficciones de las autoras o bien quedaba reducida a un insignificante decorado de fondo sin incidencia mayor en los conflictos de las y los protagonistas. En suma, según estos criterios Jfigenia, contaminada de "feminidades", como asimismo toda la literatura de mujeres que no renunciaba a las marcas de género sexual, no estaba destinada a constituir una representación compleja de los discursos ideológicos de su tiempo, sino a desplegar una recreación, más o menos lograda, de la vida de la autora en cuanto mujer. La identificación que cierta crítica hace de la literatura de mujeres con experiencias femeninas propias de lo privado responde a una concepción cultural, ampliamente arraigada en nuestras sociedades, según la cual el lugar "natural" de la mujer es el ámbito doméstico y, por tanto, todo lo que ocurre al margen de sus fronteras está fuera de su comprensión y, por tanto, de cualquier posibilidad de representación. Las escritoras no permanecieron impávidas frente a este tejido discursivo que determinaba sus identidades sexuales y limitaba su escritura. Lea Fletcher2 , en su estudio a la narrativa de autoras argentinas en las primeras décadas del siglo XX, destaca las estrategias a las que se vieron obligadas a recurrir las narradoras para que sus relatos fueran considerados en un campo cultural rioplatense marcadamente androcéntrico. Dedicatorias, epígrafes y prólogos de renombrados varones que, por petición de las propias autoras, gentilmente accedían a avalar las obras de éstas, eran algunos de los artificios discursivos más usados por las creadoras para que sus obras fueran reconocidas en el medio letrado. A pesar de esto, las autoras no dejaron de experimentar la hostilidad y, en el mejor de los casos, las reservas de su contexto cultural. Da cuenta de ello la mencionada anécdota del comentario crítico que recibió Teresa de la Parra sobre su novela Jfigenia, quien aun cuando contaba con la aprobación de reputados autores como Francis de Miomandre, el que incluso le sugirió el título3 , se insistió en calificarla como una obra menor meramente autobiográfica que recreaba vivencias típicamente femeninas. En definitiva, un subproducto artístico que demostraba la imposibilidad de la mujer de ficcionalizar experiencias que no tuvieran relación con el reducido mundo del hogar y los sentimientos. De esta manera, el ejercicio literario se presentaba para las autoras como una actividad que no les pertenecía, que las obligaba a entrar a áreas de producción simbólica que no les eran propias. La literatura aparecía para el género femenino como un no lugar, una instancia de la cual las mujeres estaban siempre fuera, no importando los esfuerzos que hicieran por ser reconocidas y valoradas en cuanto autoras.