dc.description.abstract | El día 3 de mayo de 1993 en la zona suroriente de la ciudad de Santiago de Chile, un
aluvión de agua y barro sepultó una población e inundó otras cinco dejando más de una
veintena de muertos, miles de damnificados y cuantiosas pérdidas materiales. Las
autoridades gubernamentales señalaron que las causas del desastre se encontraban en la
repentina crecida que tuvo el cauce de la quebrada de Macul debido a las intensas
precipitaciones registradas desde el día anterior. Ante este traumático episodio surge la
interrogante ¿Es la primera vez que ocurre un desastre de esta dimensión en la ciudad de
Santiago? Una rápida revisión de la prensa santiaguina, muestra que la ciudad también ha
sido afectada en las últimas décadas por otros desastres como incendios, terremotos,
aluviones e inundaciones, lo cual hace replantear la pregunta anterior en ¿Santiago de
Chile es una ciudad en riesgo?, ¿Su vulnerabilidad es reciente?, ¿Qué causas o factores
influyen o han influido en el desarrollo de su vulnerabilidad?
Las investigaciones en torno a la capital de Chile señalan que la urbe ha experimentado
un creciente deterioro de las condiciones ambientales, sociales y urbanísticas (v.g. una
descontrolada expansión, una aguda segregación y fragmentación, y la destrucción de sus
ecotonos naturales) desde que a mediados de los años setenta del siglo pasado, el país
adoptó una estrategia económica basada en la economía de libre mercado lo cual generó
profundas restructuraciones y cambios en el territorio. Junto con este diagnóstico de la
pérdida de una ciudad equilibrada, destruida por la lógica de la maximización del
capitalismo, se agrega que el riesgo en Chile es abordado como un producto, cuya
prevención debe apuntar a entender y precisar las causas naturales que se confabulan en
la ocurrencia del desastre. Por su parte, los hombres, en este caso los ciudadanos, en su
afán de romper las "leyes de la naturaleza" han agravado el problema al causar efectos
negativos en el sistema natural.
Bajo los parámetros anteriores, no resulta extraño que los peligros analizados
correspondan únicamente a amenazas naturales, lo cual simplifica las causalidades, y
excluye los derivados de amenazas antrópicas que pueden resultar menos probables de
seguir mediante modelos, y que no necesariamente son consecuencia exclusiva de los
procesos económicos ocurridos en las últimas décadas. Al contrario de esta tradicional
visión, los desastres deben ser comprendidos bajo la lógica de proceso a partir de un
análisis unísono temporal y espacial. Los riesgos no dan como resultado, necesariamente,
algo negativo, también pueden ser positivos, pues constituyen una oportunidad, la cual se
relaciona con la posibilidad de intervenir en todas las fases del manejo de desastres,
realizando un "alivio sostenido" desde la prevención hasta la respuesta, y en el caso de
los centros urbanos, radica en la conformación de asentamientos sustentables y en la
construcción de una "cultura de la prevención".
El presente trabajo, en primer lugar, realiza un repaso a los principales paradigmas sobre
la temática del riesgo, resaltando la necesidad de comprender a este como un proceso y
donde adquiere importancia el esquema riesgo/peligro, pues si nos referimos a posibles
daños futuros, es necesario hacer una distinción. Si este daño proviene como
consecuencia de una decisión, se debería denominar riesgo. Pero si el posible daño es provocado externamente, es decir, puede ser atribuido al entorno, sería un peligro.
Mediante esta perspectiva, se hace hincapié en la importancia que el componente
decisional ha alcanzado en la época actual, postergando la perspectiva del peligro, por la
del riesgo. La relación con los centros urbanos, se encuentra en que estos últimos, las
decisiones se incrementan y son concomitantes conviertiéndose en un escenario ideal
para el peligro. Situación que se producirá sobretodo en las ciudades del tercer mundo,
como las latinoamericanas, donde factores económicos, sociales, políticos y naturales se
conjugan para generar vulnerabilidad frente a distintas amenazas.
En el segundo capítulo del texto, la investigación se adentra en el caso de Santiago de
Chile, ciudad en la cual se identifican cuatro grandes etapas en que es posible relacionar
el desarrollo físico de la metrópoli y la importancia que la sociedad le otorga a la
distinción riesgo/peligro. En cada uno de estos periodos, los desastres cumplen una doble
funcionalidad: por un lado, son reveladores de los procesos políticos, económicos,
sociales y culturales que pueden generar condiciones de vulnerabilidad; y por otro,
imprimen cicatrices tanto en los grupos sociales como en el espacio construido.
Esta mirada retrospectiva sobre los peligros que han afectado a la capital de Chile es
seguida con una mirada a futuro, donde los esfuerzos se deben centrar en el
perfeccionamiento del manejo del peligro en los centros urbanos del país. Para esto en la
tercera parte del documento, se hace hincapié en la necesidad de hacer cambios en el
organismo nacional encargado de la Protección Civil, y en la organización del Area
Metropolitana de Santiago, con el fin de incrementar la participación y responsabilidad
ciudadana y mejorar y fortalecer la acción de los municipios en la protección de la
comunidad. | |