dc.contributorGalleguillos Guzmán, Juan Alberto
dc.contributorLeón Correa, Francisco Javier
dc.contributorFacultad de Ciencias Sociales
dc.contributorDepartamento de Ciencia Política y Relaciones Internacionales
dc.creatorSanabria Gómez, Moises
dc.date2014-12-26T16:08:13Z
dc.date2014-12-26T16:08:13Z
dc.date2008
dc.date.accessioned2018-04-19T21:11:42Z
dc.date.available2018-04-19T21:11:42Z
dc.identifierAutoriza publicación
dc.identifierhttp://repositorio.uahurtado.cl/handle/11242/5348
dc.identifier.urihttp://repositorioslatinoamericanos.uchile.cl/handle/2250/1372531
dc.descriptionMagíster en Etica Social y Desarrollo Humano
dc.descriptionEl objetivo general de este trabajo es determinar qué aspectos teóricos del personalismo ontológico pueden servir como fundamento antropológico del concepto calidad de vida en la bioética latinoamericana, dado, que es un continente que por sus variadas problemáticas sociopolíticas y socioeconómicas, plantea grandes desafíos éticos que requieren de una visión integral de la persona humana. Para lograr tal objetivo, se hace uso de la metodología cualitativa, básicamente a través de una revisión bibliográfica sobre los autores más destacados en el estudio de la bioética latinoamericana. Se estructura en tres capítulos: El primer capítulo, presenta el contexto socio-histórico del origen del concepto calidad de vida y su posterior desarrollo. Se establece que el concepto calidad de vida es nuevo, sus orígenes remotos se encuentran en los métodos de control de calidad utilizados en los procesos industriales, entre los años 1930 y 1940. En ese tiempo el control de calidad, pasó a ser un elemento básico en la política de las empresas. Y en principio se pensó, que la calidad de vida de los seres humanos, dependía de dos factores: riqueza económica y cantidad de población. Con la obra de Max Weber, La Ética Protestante y el Espíritu Capitalista se ha impulsado el desarrollo del espíritu de la empresa, que hace ver que los humanos no son meros servidores del orden de la naturaleza, sino señores suyos, creadores del orden, buscando con ello que la vida gane en calidad. Esta es una idea típicamente moderna. Por otro lado, se presentan algunos hechos importantes que favorecieron su desarrollo, como la definición de salud dada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en 1946: un estado de completo bienestar físico y psíquico; luego el descubrimiento de la penicilina que permitió controlar enfermedades epidémicas y contagiosas que afectaban profundamente la vida de muchas personas. La Proclamación de los Derechos Humanos por la ONU el 10 de diciembre de 1948. El Club de Roma, en 1972 publica su Informe: Los límites del Crecimiento donde advierte los peligros para la vida por el agotamiento de los recursos naturales. El caso de Karen Ann Quinlan (1976) que ante un diagnóstico de irreversibilidad de vida consciente, sus padres solicitan al hospital que le desconecten el respirador y le permitan vivir en paz, etc. Todos estos hechos hicieron que el concepto calidad de vida empezara a surgir con fuerza. Sin embargo, es en el año 1964, cuando el presidente de Estados Unidos, Lyndo Baines Jonson, quien convirtió en emblemática la expresión calidad de vida, al afirmar que los objetivos de su política no podían evaluarse en términos bancarios, sino de calidad de vida: en su parlamento enfrentaba Jonson la calidad de nuestras vidas a la cantidad de bienes. En el capítulo dos, encontramos los principales fundamentos antropológicos del personalismo ontológico, que buscan servir de fundamento al concepto calidad de vida en la bioética latinoamericana. Allí se hace una descripción de la noción de persona a través de la historia, comenzando por su origen etimológico: del griego prósopon y significa literalmente, lo que se pone delante de los ojos. Y del latín personare, que significa: sonar a través de, resonar. Con el paso del tiempo, este sentido se hizo extensivo al papel que el actor representaba (rey, soldado, esclavo). Posteriormente, es el cristianismo el que lo desarrolla en todo occidente. La doctrina cristiana es clara en éste punto: ya no hay diferencia entre judío y griego, ni entre esclavo y libre, ni entre varón y mujer… (Gal, 13, 27-28). La noción de persona desaparece en la Edad Moderna cuando surgen los conceptos de conciencia, sujeto y yo, planteados desde una perspectiva idealista, no se reconoce al hombre y la mujer como personas concretas. Actualmente se esta desarrollando con mucha fuerza la noción de la dignidad humana, entendida como una condición inherente y exclusiva de todo ser humano que lo ubica por encima del cosmos, la materia, las plantas y los animales. La dignidad humana es una perfección intrínseca y constitutiva de todo ser humano; es la dignidad la que hace que la persona sea un valor en sí misma y que no pueda ser instrumentalizada, intercambiable, manipulable o sustituible por nada. La dignidad humana es el fundamento de los derechos humanos. Se busca entonces, que todos los desarrollos biotecnológicos y tecnocientíficos estén al servicio de la dignidad humana y de su calidad de vida. En el tercer capítulo se hace alusión directa a la bioética latinoamericana, partiendo con una breve reseña histórica: la bioética nació en los Estados Unidos, en la segunda mitad del siglo XX, como un producto típicamente norteamericano, con características norteamericanas y para solucionar problemas norteamericanos; luego en los años 80 y comienzos de los 90 se hace el trasplante a Latinoamérica, sin atender las diferencias de tierras y sin preguntarse si dicha planta pegaría en países de tierras tan distintas, o si este nuevo medicamento era apto para curar los males, tan diferentes, de estos pueblos (LLANO, Alfonso). Luego se presentan tres hechos que ayudaron a la consolidación de la bioética en Latinoamérica: el Boletín de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), la Federación Latinoamericana de Instituciones de Bioética (FELAIBE) y el Programa Regional de Bioética de la OPS. También se hace mención de los principales hechos que han permitido la ampliación conceptual y el desarrollo actual de la bioética latinoamericana: el IV Congreso Mundial de Bioética, Tokio-Japón, 1998; el VI Congreso Mundial de Bioética, Brasilia, Brasil, 2002 y Declaración Universal Sobre Bioética y Derechos Humanos de la UNESCO, París, Francia, 2005. Estos hechos marcan la pauta para el desarrollo de Bioética en el siglo XXI, haciendo énfasis en lo sanitario, lo social y lo medio ambiental. Aquí se describe el continente latinoamericano como un escenario de injusticias permanentes y de profundas inequidades que afectan la calidad de vida de millones de personas. En este continente, es posible encontrar en una misma ciudad una unidad de cuidados intensivos altamente sofisticada y un hospital en zonas deprimidas sin elementos básicos para la atención, este hecho genera un conflicto moral. De ahí que los problemas bioéticos de importancia extrema en América Latina se relacionan con la justicia, la equidad y la asignación de recursos en el cuidado médico. Los ámbitos de reflexión que se siguen para abordar el concepto calidad de vida son el sanitario, el social y el ambiental. Estos tres ámbitos constituyen la base teórica que nos permite comprender la multidimensionalidad del concepto calidad de vida. Se cierra el capítulo diciendo, que todas las políticas sociales, sanitarias y medioambientales han tener como destinatario a la persona humana, a fin de propiciarle las condiciones para llevar una vida digna.
dc.format93 h.
dc.languagees
dc.publisherUniversidad Alberto Hurtado
dc.subjectBioética
dc.subjectCalidad de vida
dc.titleAproximación al concepto calidad de vida en la bioética latínoAméricana : una fundamentación antropológica desde el personalismo ontológico
dc.typeTesis


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