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Costumbres funerarias en el Conchalito, La Paz, Baja California Sur
Costumbres funerarias en el Conchalito, La Paz, Baja California Sur;
Costumbres funerarias en el Conchalito, La Paz, Baja California Sur
Registro en:
10.22201/iia.24486221e.2004.1.16584
Autor
Rosales López, Alfonso
Sánchez García, Leticia C.
Institución
Resumen
The burial form well-know for the South of the peninsula of Baja California, consists on colored secondary human funerals with red ocher, wrapped in fiber or palm leaf, bundle with lines and deposited in roof caves under. Recent archaeological studies in a shell midden located in La Paz cove, The Conchalito, have revealed a new funeral system: sectional burial. Ten years of study it has allowed to establish that the conchalenses buried twice to their deads, the first one happened to the moment of the death, when the body previously shrouded in flexioned form, was placed in a not very deep grave and had already placed a layer or “bed of shells” and accompanied with objects of personal use. Past around 6 to 8 months, the body was exhumed and in a ceremony you proceeded to generally sectioned the cadaver in two parts. They were not used court instruments for body separated, but rather they takes advantage of the natural process of rot, mechanism that one already has perfectly documented. The union of historical and ethnographic studies allow to settle down that this funeral habit are inside the cosmological vision of the pattern of the double burial La forma de inhumación más común en el sur de la península de Baja California, consiste en entierros humanos secundarios pintados con rojo ocre, envueltos en fibra u hoja de palma, atados con cordeles y depositados en cuevas de techo bajo. Recientes estudios arqueológicos en un conchero localizado en la Ensenada de La Paz, El Conchalito, han revelado un nuevo sistema funerario: el seccionado. Diez años de estudio han permitido establecer que los conchalenses enterraban a sus muertos dos veces, la primera ocurría en el momento de la muerte, cuando el cuerpo previamente amortajado en forma flexionada, era depositado en una fosa poco profunda en la que ya se había colocado una capa o “cama de conchas” y en ocasiones objetos de uso personal. Después de alrededor de 6 a 8 meses, el cuerpo era exhumado y durante una ceremonia se procedía a seccionar el cadáver generalmente en dos partes. Para dividir el cuerpo no se utilizaban instrumentos de corte, sino que se aprovechaba el natural proceso de putrefacción, mecanismo que ya se tiene perfectamente documentado. La unión de estudios históricos y etnológicos permite establecer que esta costumbre funeraria se enmarca dentro de la visión cosmológica del modelo de la doble inhumación