Con enorme agudeza, Luisa Paré reseña y analiza el surgimiento de la Unión Nacional de Productores de Caña, en el contexto de una larga historia de crisis organizativa que se manifestó siempre en la atomización de la fuerza para librar cualquier lucha en defensa de los intereses de productores y trabajadores de la zafra, al servicio de la industria. Los industriales azucareros invirtieron durante años, toda la utilidad generada en los ingenios, en otros negocios y no en la reposición de capital. La crisis de descapitalización se agravó por la errática política gubernamental orientada a la liquidación de empresas casi desmanteladas, asumiendo el control de las mismas y condonando enormes deudas a los industriales. La CNC manipuló la voluntad de los productores de caña bajo la promesa de un adelanto sobre la liquidación de la zafra 1976-1977, lo cual le permitió garantizar la presencia de 1344 delegados al Congreso Nacional Constituyente la la Central Única Cañera, y finalmente se impuso sobre la rebelde Alianza de Productores de Caña, que bajo la dirigencia de Roque Foglio Spinoza. Los líderes de los cañeros salieron beneficiados en los repartos de cuotas de poder, con representación distribuida, se borraron diferencias de intereses y el proceso de incorporación se sobrepuso a la discusión de problemas de la vida de los productores y sus trabajadores, y del futuro mismo de la industria azucarera, que quedó bajo el dominio de la burocracia estatal