| dc.description.abstract | La danza ha tenido múltiples funciones en la sociedad, más allá de ser una expresión cultural
donde el cuerpo y el movimiento son protagonistas, puede llegar a ser una ruta o camino para
fomentar la tolerancia, el respeto, el trabajo colaborativo, puede brindar la oportunidad de
cimentar escenarios de memoria histórica que redunda finalmente en la construcción de espacios
armónicos pluriculturales El proyecto de investigación que aquí se presenta, parte de la
situación vivida en una comunidad del Casanare, en este caso la Fundación Cultivarte, donde
confluyen niños, niñas y jóvenes de diversa nacionalidad y condición social, hecho que conlleva
a tensiones e incluso a que se presenten conflictos de diverso tipo entre los participantes, por esas
pequeñas diferencias y particularidades que pueden llegar a conducir a enfrentamientos y
malestares. Frente a este panorama se abordó la danza como estrategia para fortalecer procesos
de convivencia y para el fortalecimiento de los valores interculturales que pueden presentarse al
interior de este tipo de población.
Este documento presenta los hallazgos obtenidos en el proceso de investigación aplicada;
se abordó la trascendencia de la práctica dancística, desde la danza folclórica hasta la danza
moderna, en las que sus intérpretes (20 niños y niñas entre los 6 y 12 años de la Fundación
Cultivarte en el municipio de Aguazul- Casanare) están en continua creación, distinguiendo así la
danza como una herramienta que impacta el fortalecimiento de valores interculturales entre sus
actores, alumnos/intérpretes y docente/maestro, en un espacio donde confluyen el diálogo, la
comunicación asertiva, la construcción de la identidad, el reconocimiento de la diversidad, el
respeto, la tolerancia y el amor hacia la multiculturalidad del contexto que los rodea. | |
