dc.description | Manuel Arlandis:
Licenciado en Derecho, de la Universidad
Oberta de Cataluña, España;
Licenciado en Criminología, de la
Universidad de Murcia, España; Licenciado
en Ciencias Políticas y de
la Administración, Oberta de Cataluña,
España. Máster en Sistema de
Justicia Penal, Universidad de Lleida,
España; Máster en Psicopatología
Criminal y Forense, de la Universidad
Camilo José Cela, España y la
Universidad Simón Fraser (fecher)
de Canadá; Máster en Derecho de
Familia y Mediación, del Centro de
Formación de Abogados de Madrid.
Especialista en Ciencias policiales,
por el Instituto Valenciano de Seguridad
Pública.
Se ha desempeñado como docente
de la Facultad de Derecho y del
Instituto de Criminología y Ciencias
Penales de la Universidad de
Valencia; docente de la Universidad
Internacional de Valencia y docente
de la académica Policial de Valencia.
Además, es juez magistrado de la jurisdicción
mixta del Poder Judicial,
en España. Participó en una Estancia
Académica de Investigación en la Escuela
de Derecho, adscrita a la Facultad
de Humanidades de la Universidad
APEC, durante la cual impartió
diversas conferencias sobre criminología,
criminalística y ciencias de la
seguridad. También participó en los
diseños curriculares de programas
de estudio de diferentes niveles. | |
dc.description | RESUMEN:
Este artículo invita a reflexionar sobre los diferentes
modelos policiales que se pueden adoptar
en las democracias, para contribuir a mejorar la
calidad de estas. Por cuanto las diversas fuerzas
y cuerpos de seguridad constituyen un elemento
esencial para garantizar la paz y convivencia
social, y garantizar los derechos y deberes de los
ciudadanos. Se plantea como necesario configurar
la organización policial, basada en criterios
de profesionalidad y eficacia, atribuir especial
importancia a la formación permanente de los
funcionarios y a la promoción profesional de
estos. Lo que necesariamente obliga a dotarlos
de principios básicos de actuación idénticos y
de criterios estatutarios también comunes. Formación
que necesariamente ha de ir unida, por
la concurrencia de diferentes cuerpos policiales
con los criterios de coordinación y cooperación
entre estos. Sin olvidar salarios dignos y el reconocimiento
de la carrera profesional.
Acatar la constitución, los principios de legalidad y
adecuación al ordenamiento jurídico, sin perder la
jerarquía y subordinación. Eso no necesariamente
implica cuerpos de naturaleza militar, pues no se
puede eliminar la responsabilidad por los actos que
realicen, por inadecuación en sus actuaciones o de
manera grave. Ciertamente los diferentes agentes
de policía, como en algunas normas se ha recogido,
“materializan el eje de un difícil equilibrio, de pesos
y contrapesos, de facultades y obligaciones, ya que
deben proteger la vida y la integridad de las personas,
pero vienen obligados a usar armas; deben
tratar correcta y esmeradamente a los miembros
de la comunidad, pero han de actuar con energía
y decisión cuando las circunstancias lo requieran y
la balanza capaz de lograr ese equilibrio, entre tales
fuerzas contrapuestas”.
Por ende, el cambio policial solo puede producirse
con mejoras en su proceso de selección, formación
y promoción, e introducir en esas fases las ciencias
ampliamente constadas en otros países, como la criminología,
la criminalística y la victimología. De ahí
la necesidad de la intervención de diferentes actores
en ese proceso, entre ellos la universidad, como formadora
y divulgadora de los conocimientos técnico
y científico a la sociedad. Dada la escasa existencia
en República Dominicana, no cabe sino el planteamiento
de empezar a recorrer el camino para enseñar
disciplinas científicas como las enunciadas
(criminología, criminalista, victimología), y acuerdos
de colaboración con las diferentes instituciones
policiales u otras relacionadas con la criminalidad.
Lo cual redundará en unas policías de calidad, más
preparadas, con reconocimiento de la sociedad para
contribuir con ello a la calidad democrática.// ABSTRACT:
This article encourages to reflect on the different policing
models that can be adopted in democracies, to contribute
to improve their quality. Since the different security forces
and corps constitute an essential element for guaranteeing
peace, social coexistence and the rights and duties of
citizens, it is necessary to configure the police organization
based on criteria of professionalism and efficiency, and to
attach significant importance to the continuous training
of agents and their professional promotion. All the above
implies providing them with the same basic principles
of behavior and statutory criteria. This training must
not only be accompanied by the concurrence of the
different police forces with criteria of coordination and
cooperation among them, but also by decent salaries and
the recognition of their professional career.
In addition, to have them abide by the constitution,
the principles of legality and compliance with the
legal system, without losing their hierarchy and
subordination. This does not necessarily imply
corps of a military nature since the responsibility
for the acts they perform cannot be eliminated due
to the inadequacy or seriousness of their actions.
Certainly, the different police officers, as some
regulations have stated, “materialize the axis of a
difficult balance of weights and counterweights, of
powers and obligations, since they must protect the
life and integrity of the people, but are obliged to
use weapons; they must treat the members of the
community correctly and with care, but must act
with energy and decision when the circumstances
require it and the balance capable of achieving this
equilibrium, between such opposing forces”.
Consequently, any reform or change in terms
of policing, could only happen if the following
conditions exist: 1) Improvement on the recruitment,
training, and promotion process. 2) Integration of
some widely recognized scientific studies, such as
criminology, criminalistics, and victimology. Hence
the need for the involvement of different parties in this
dynamic, for instance, universities as trainers and
disseminators of technical and scientific knowledge
to society. Due to the shortage of universities in the
Dominican Republic, there is no other option than
to begin the path to teach scientific disciplines, such
as the aforementioned (criminology, criminalistics,
victimology), and bilateral agreements between the
different police institutions or the like related to crime.
This will result in quality police forces, more prepared,
with recognition by society and thus contribute to
democratic quality. | |