dc.description | Los discursos de atribución de un estatuto artístico a un tipo de prácticas sociales externas al mundo del arte, constituyen un fenómeno frecuente en la cultura occidental contemporánea. Sin embargo, están lejos de poder calificarse como una novedad: hace ya largo tiempo que en diferentes zonas de algunos desempeños sociales vinculados al diseño, se ha puesto de manifiesto el propósito de lograr que éstos sean incluidos en ese dominio, a partir de que compartirían tanto sus atributos como sus fines. La jardinería y el paisajismo, el diseño mobiliario y el diseño de moda vestimentaria, mostraron en diferentes momentos de la historia esa aspiración, pero aparentemente serían las prácticas culinarias las que recientemente fueron
objeto de intentos de legitimación artística, con énfasis creciente a partir del último tercio del siglo XIX. De entre estos intentos, el último, producido a fines del s. XX y comienzos del XXI, quizá sea el más notorio debido a sus alcances mediáticos, aunque también aparenta ser el que más apoyo recibió por parte de agentes externos al campo de lo culinario.
El propósito que nos anima a encarar estas cuestiones no se centra en dirimir la justeza de ese reclamo de legitimación, sino en algo diferente, que consiste en caracterizar los modos discursivos, en cuanto a argumento y sustancia, a que se ha apelado para sostener el reclamo de inclusión de lo culinario en el campo del arte. | |