dc.creatorGarcía de Alba, Juan Manuel, S.J.
dc.date2020-02-19T21:21:39Z
dc.date2020-04-15T14:14:57Z
dc.date2023-05-11T17:29:47Z
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dc.date2016
dc.date.accessioned2023-08-24T11:36:57Z
dc.date.available2023-08-24T11:36:57Z
dc.identifier9786079724900
dc.identifierhttps://hdl.handle.net/20.500.12032/109230
dc.identifier.urihttps://repositorioslatinoamericanos.uchile.cl/handle/2250/8420145
dc.descriptionPresentación: Es probable que a todos nos resulte interesante la pregunta: ¿Qué pensaba Jesús de los demás, y, de alguna manera, de sí mismo? Jesús hizo una pregunta: “¿Quién dice la gente que soy yo y qué dicen ustedes?” Ahora le devolvemos la pregunta a Jesús: ¿Quiénes dices tú que somos nosotros, y qué nos dices de ti mismo? Todo discurso y todo comportamiento reflejan una antropología, porque el hombre se manifiesta con sus palabras y sus acciones. Con sus palabras y sus acciones Jesús nos dijo quiénes somos y cuánto valemos, y de alguna manera también nos dijo quién era él y el valor que tiene para todos nosotros. El presente libro es solamente un ensayo de aplicación a Jesús y a todo ser humano del mensaje tan rico, tan profundo y tan iluminador sobre la persona que encontramos en la Sagrada Escritura. Tanto que un autor judío de reconocida autoridad se preguntaba si la Sagrada Escritura encierra fundamentalmente un mensaje sobre Dios o sobre el hombre. Nosotros podríamos decir que la Sagrada Escritura habla de un Dios solo comprensible para el hombre y de un hombre comprensible y amable para Dios. En la Biblia Dios y el hombre son sujetos solo mutuamente comprensibles y siempre inseparables. Es posible conocer a Dios porque Dios se ha dado a conocer. Se puede uno encontrar a Dios porque Dios se hace encontradizo… en la vida, en el dolor, en la culpa, en la soledad, en el bien, en la alegría, en la muerte, en el misterio incomprensible que es el hombre mismo. Y también se hace encontradizo de forma inesperada. En la Biblia, Dios y el hombre son sujetos que sólo se comprenden uno de cara al otro y, por eso, nunca son separables. En la persona de Jesús Dios se manifestó y lo hizo en una cultura específica. De su corazón y de haberse dejado influenciar por las personas y sus circunstancias, Jesús extrajo una Buena Nueva para el hombre, una Buena Nueva que habla de misericordia, de reconstrucción humana, de justicia y de paz.
dc.publisherUniversidad del Valle de Atemajac
dc.relationPrimera edición
dc.rightshttp://creativecommons.org/licenses/by-nc-sa/4.0/
dc.titleHacia una antropología de Jesús en los evangelios


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