dc.description | La desregulación financiera empezó en Ecuador durante los años ochenta, especialmente alrededor de
1986 con la flexibilización de la estructura de tasas de interés y el desarrollo de nuevos productos
financieros, pero luego de un lapso de avances paulatinos, el proceso culminó precipitadamente entre
1992 y 1994 dentro de un esfuerzo complicado y simultáneo de reformas en varios frentes, que en ese
entonces estuvo combinado con un programa de estabilización con ancla nominal en el tipo de cambio.
Esta combinación conflictiva definió una serie de retos para la política económica, en particular con
respecto a la eficacia de los instrumentos tradicionales de política monetaria, debido al impacto de la
creciente dolarización de la economía y la vulnerabilidad del sector externo exacerbada por su rápida
liberalización. En ese contexto, el inicial boom de crédito (1993-94) mostró precozmente los signos de
tensiones y el potencial de crisis que contenía el nuevo esquema. Entre otros temas, el perfil
cortoplacista, concentrador y orientado al consumo del crédito no daba mucho espacio para el
fortalecimiento del tejido productivo. Un primer reventón de la burbuja en 1995 evidenció la fragilidad
financiera y la insuficiencia de los marcos de regulación y supervisión, pero muchos de los problemas de
los bancos pudieron ser disimulados y diferidos dentro de un segundo mini-boom en 1997-98. Choques
exógenos negativos en 1998 detonaron las tensiones acumuladas en el sistema financiero formal y en el
conjunto de la economía: el desarrollo de la crisis involucró cada vez más aspectos de la economía
disminuyendo exponencialmente la eficacia de los instrumentos de política económica. Luego de la
decisión de la dolarización oficial de la economía en enero de 2000, Ecuador enfrenta nuevos tipos de
retos al tiempo que trata de convalecer de la reciente crisis financiera. | |