dc.date2022
dc.date.accessioned2023-07-17T16:25:04Z
dc.date.available2023-07-17T16:25:04Z
dc.identifierhttp://hdl.handle.net/20.500.12013/2291
dc.identifier.urihttps://repositorioslatinoamericanos.uchile.cl/handle/2250/7499112
dc.descriptionDOI: doi.org/10.24850/b-imta-perspectivas-2022-19
dc.descriptionLas grietas y conductos en el subsuelo de las zonas cársticas conforman su rasgo geomorfológico más común. Dichas grietas y conductos resultan de la disolución de roca caliza, producto del proceso erosivo a través de los años impuesto por el agua combinada con materia orgánica en descomposición y sales, cuya mezcla tiene el potencial de acelerar la disolución de la roca para conformar huecos y cavernas de diferentes tamaños que incluso pueden llegar a tener las dimensiones para ser accesibles al ser humano. Por esta razón, uno de los riesgos geológicos más frecuentes en estas zonas es justamente el asociado al colapso gravitacional del techo de las cavernas de roca sobre sí mismas, sea este resultado de un proceso erosivo natural o por la imposición de un peso extrínseco sobre el techo que excede su capacidad de carga. Por estas razones, las obras de ingeniería civil en zonas cársticas requieren seguir recomendaciones para la definición de una relación entre grosor y anchura de la cueva que garantice tanto su integridad física como la seguridad de la infraestructura que se desea construir sobre ellas. Además, existe otro parámetro de importancia a considerar, el que define la solidez geológica de la roca o macizo rocoso. En zonas cársticas, un parámetro ingenieril fundamental para determinar la estabilidad de una cueva es la relación que existe entre el grosor su techo y. la anchura de esta. Como regla general, y del lado conservador, se acepta que una caverna es estable y puede ser “ignorada” por un constructor, cuando el grosor de su techo excede su anchura. En caso de encontrar algún rastro de cavidad o caverna con los sondeos directos e indirectos, se sugiere la ampliación del programa de sondeos directos al menos a seis sondeos transversales al trazo y a cada 25 m. En todos los casos, la profundidad sugerida para los sondeos directos es de 15 m. Con esta sencilla recomendación garantizamos el cuidado del paisaje cárstico, al mismo tiempo que se garantiza la conservación de estos sistemas tan importantes y apreciados en nuestro país.
dc.formatapplication/pdf
dc.languagespa
dc.publisherInstituto Mexicano de Tecnología del Agua
dc.rightsinfo:eu-repo/semantics/openAccess
dc.rightshttp://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/4.0
dc.sourcePerspectivas IMTA, no. 19
dc.subjectinfo:eu-repo/classification/Autor/Acuíferos kársticos
dc.subjectinfo:eu-repo/classification/Autor/Cavernas
dc.titleIngeniería para la prevención del colapso de cavernas en zonas cársticas
dc.typeinfo:eu-repo/semantics/article


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